TERESA MOLERES
SORBURUA

La berenjena

La berenjena ya se cultivaba y se consumía en el sureste de la India hace 4.000 años. Luego llegó a los países ribereños del Mediterráneo. Sin embargo, a los primeros europeos que la probaron no les gustó demasiado, por su amargor. Más tarde, los italianos comenzaron a seleccionar las variedades más dulces hasta llegar al siglo XIX, cuando se hizo popular.

Es una solanácea, como los son el tomate, la patata y el pimiento, y exige mucho calor, sol y nutrientes para fructificar satisfactoriamente. Tiene un sistema radicular potente y de gran crecimiento, por lo que necesita mucho espacio para desarrollar sus raíces horizontales. Le gusta la cercanía de los ajos, las cebollas, las espinacas y las lechugas, también de los rábanos y las zanahorias; sin embargo, detesta la cercanía de los pepinos. Se puede cultivar en una maceta grande 40 cm de ancho por 40 cm de profundidad, y necesitará tutores, así como abono por su necesidad de nutrientes para madurar. Y mucha luz, a ser posible diez horas diarias. Más exigente que el tomate en cuanto a agua, hay que regar la mata hasta que se afiance en el terreno. En su época de floración y fructificación hay que aumentar el riego.

Contamos con gran diversidad en formas y colores: la Rosa Bianca es redonda y de carne firme, de color rosa y blanco; la Mini es de fruto pequeño y redondo; populares en Asia pero todavía poco conocidas son aquí las berenjenas amarillas, como melones pequeños; la Mohican es de color blanco y la Redonda de Valencia es una tradicional con buenas cualidades gustativas.

Esta es una de las verduras menos caloríficas: su contenido es de 92,6% de agua y 3,5% de hidratos de carbono, lo que la hace muy ligera (21 cal/100 gr). Aporta además fibra (1,5%), potasio y ácido fólico. Su color morado nos indica que tiene antioxidantes, así que se le puede considerar apropiada para mantener bajos los índices de colesterol. Ayuda también a controlar el azúcar en sangre y es diurética. Otra cualidad y no la menor: es buena para proteger las neuronas de cerebro. Sin embargo, para que la berenjena mantenga sus cualidades hay que cocinarla adecuadamente, preferentemente al horno o a la plancha, aunque ahora se ha popularizado su preparación como paté vegetariano.