Enric Bonet
Pelear como un Jedi

Combates con sable de luz, Entre «Star Wars» y la esgrima

La Federación Francesa de Esgrima reconoce la espada láser como un deporte oficial y equipara la mítica arma de la saga de George Lucas con el florete, el sable y la espada.

Imperio o república? Los apasionados de “Star Wars” en el Estado francés ya pueden reproducir sus batallas preferidas en sus propias carnes. Ahora la fuerza no debe acompañarlos en un videojuego o en la realidad virtual, sino sobre el tatami de un gimnasio. Los combates con espada láser han sido reconocidos como un deporte oficial por las autoridades francesas. Oficializada en febrero por la Federación de Esgrima, esta decisión ha convertido al Estado francés en un país precursor de esta nueva disciplina. Ha despertado una pasión incipiente por una especialidad deportiva que utiliza las reglas de la esgrima para llevarlas al imaginario de la mítica saga de George Lucas.

Sin la potencia de las espadas de las películas con las que Obi-Wan Kenobi se deshacía de los siths, estos sables láser están compuestos con policarbonato, un plástico transparente tan duro como resistente. Hacen luz verde, roja y de otros colores. En la mayoría de sus modelos incorporan un sonido que rememora los sablazos de Yoda o Luke Skywalker. El sable debe primero rodear la cabeza del mismo luchador antes de atacar a su rival. Con movimientos ondulantes, dando saltos, con sables con doble hoja y otros gestos inspirados en las habilidades de los jedis, los combates reflejan un sueño hecho realidad de los fans de “Star Wars”.

Pero con un matiz significativo: todos ellos se rigen con unas estrictas normas, heredadas de otras disciplinas de la esgrima. Los combates duran tres minutos. Se suceden a través de asaltos cada vez que uno de los luchadores da un golpe efectivo, hasta llegar a los 15 puntos. «Los puntos dependen de la parte del cuerpo que tocan», explica Antoine Dubois, entrenador de esta singular disciplina, quien precisa que estos se contabilizan con uno, tres o cinco puntos en función de si golpean una mano, un brazo y una pierna o el torso y la cabeza, respectivamente.

«Al haber sido reconocido como un deporte oficial, esto ha favorecido grandes mejoras en la seguridad de los luchadores», añade Dubois. Además de una máscara de esgrima para proteger la cara, llevan una protección para el torso, guantes, espinilleras y rodilleras de hockey. «Algunos creen que jugamos a ser jedis, pero en realidad se trata de un deporte muy exigente», asegura Dubois. Esta exigencia física ha sido una de las claves del reconocimiento oficial de la Federación Francesa de Esgrima. Tras esta decisión, el seguimiento de esta práctica no ha dejado de crecer. En el Estado francés, ya hay 100 clubs y 1.200 luchadores con licencia.

Hacer realidad un sueño de infancia. «Este deporte no solo atrae a los apasionados por ‘Star Wars’, sino también a personas interesadas con los deportes de combate o que simplemente quieren probar algo nuevo», explica Michel Ortiz, miembro del comité de la Federación de Esgrima encargado de promover el sable láser. No obstante, según Ortiz, esta singular disciplina «ha permitido que vuelvan a los gimnasios personas que no hacían deporte desde hacía 20 o 30 años. No había resultado fácil motivar a los geeks –apasionados de las nuevas tecnologías y series de ciencia ficción– para que se interesaran por una práctica deportiva». Una lucha contra el sedentarismo que supuso una de las motivaciones de las autoridades francesas para reconocerlo oficialmente.

«Poder combatir con una espada láser como en ‘Star Wars’ es como si se hubiera hecho realidad un sueño de infancia», reconoce Régis Melonie, de 39 años. Antes había hecho boxeo durante 16 años, pero a finales del año pasado se adentró en el universo del sable láser al ser un deporte más lúdico y que le permite ejecutar sus fantasías cinematográficas. «Es una disciplina mucho más libre que la esgrima», se felicita Jarod Ortiz-Sempere, de 17 años. Este adolescente, que antes participó en competiciones de esgrima, destaca que se mezclan movimientos de otras artes marciales, como el kendo, el jujutsu o la esgrima europea.

La media de edad de los luchadores es de entre 30 y 40 años. «Muchos de ellos son fans de la saga de George Lucas desde la primera trilogía», precisa Dubois. Pero también se interesan por el sable láser jóvenes de 18 años como Lea Dekerle, quien asegura no haber visto ninguna película de la franquicia. En cambio, las categorías para niños brillan por su ausencia. «Apenas disponemos de espadas láser con una talla adecuada a su estatura», reconoce Ortiz, quien afirma que «trabajamos para promoverlo entre los más jóvenes».

Ortiz fue uno de los principales impulsores del primer torneo estatal de sable láser en territorio francés que tuvo lugar en febrero en Beaumont-sur-Oise, una localidad al norte de la región parisina. Una segunda edición se celebró en el mismo gimnasio en junio. Además de los combates individuales, también se produjo una demostración de luchas coreografiadas y de katas, una secuencia de movimientos preestablecidos. Con las luces medio apagadas y de fondo una mezcla musical de la famosa banda sonora de John Williams, los ecos galácticos de la ambientación resultaron evidentes. «También hubo una exposición sobre el universo de ‘Star Wars’», recuerda Ortiz. «Quisimos que todos los fans se sintieran inmersos en el universo de su saga preferida», añade.

¿Una futura disciplina olímpica? Según este promotor del sable de luz, «uno de nuestros objetivos es potenciar el aspecto visual y estético, incluso por delante de la exigencia física». Más que un deporte de competición, desean desarrollarlo como un entretenimiento. Ninguno de los luchadores se dedica a esta disciplina de forma profesional. También debe asumir el coste de la espada láser, entre 100 y 1.200 euros los modelos más caros, y del resto de materiales de protección, que oscilan entre 300 y 400 euros. Además, los entrenadores suelen impartir clases de forma voluntaria. «Estamos preparando formaciones y certificados para aquellos que deseen enseñar esta disciplina de forma remunerada y profesional», explica Ortiz.

La Federación de Esgrima confía en seguir promoviendo el sable láser con «el objetivo de modernizar su propia imagen», precisa Ortiz. Si en el pasado algunos se interesaron por el universo del florete por la influencia de las novelas y películas como “El Zorro”, “Robin Hood” o “Los Cuatro Mosqueteros”, ahora los nuevos referentes son Luke Skywalker, Obi-Wan Kenobi o Darth Vader. Con la espada de luz, emerge una disciplina que combina el deporte, la ciencia ficción y la tecnología. Sigue en cierta forma la estela de los e-sports (deportes electrónicos), en pleno auge en los últimos años.

¿El sable láser representa el futuro de la esgrima? «No lo creo, se trata de una disciplina más, junto con el sable, el florete y la espada», defiende Dubois. Después de su reconocimiento por las autoridades, numerosas asociaciones extranjeras se han interesado por su situación en el Estado francés. «Nos han contactado desde Rusia, Australia, Corea del Sur, México o Estados Unidos. Incluso un club de espada láser de Hong Kong ha dicho que quiere afiliarse a la Federación Francesa de Esgrima», indica Ortiz. París se ha convertido en la capital mundial de esta disciplina surgida en Estados Unidos, donde no es considerada como un deporte oficial.

Las autoridades galas contemplan que en los Juegos Olímpicos de 2024 en París tenga lugar una demostración de combates con espada láser. ¿Sería el primer paso para su reconocimiento como un deporte olímpico? «Hace unos años el skateboard era un deporte marginal y ahora ya se trata de una disciplina olímpica. ¿Por qué no podría suceder lo mismo con el sable láser?», se pregunta Dubois, quien recuerda que el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha propuesto el breakdance como una nueva disciplina.

Quizás, en un futuro no muy lejano, los fans de “Star Wars” no solo podrán imitar los movimientos de Yoda o Darth Vader, sino que por ello se verán recompensados con un oro olímpico. Una hipótesis que ahora resulta descabellada, pero que se hará realidad si la fuerza los acompaña.