MIKEL INSAUSTI
CINE

«Invisibles»

Gracia Querejeta es una de las mujeres cineastas con mayor continuidad profesional, ya que pronto cumplirá las tres décadas de carrera, siendo “Invisibles” (2020) su noveno largometraje. Habrá quien piense que el ser hija del productor hernaniarra Elías Querejeta le ha facilitado las cosas, pero en una reciente entrevista reconocía que no fue todo tan sencillo, y que su padre era un hombre de fuerte carácter con el que discutía mucho en los rodajes. Desde que él no está ha seguido trabajando sin mirar atrás, adaptándose a los nuevos tiempos, lo que significa que únicamente no se puede vivir del cine, sino que también hay que pensar en la televisión o en el nuevo mercado digital. El estreno de su nueva y esperada película había sido anunciado para el 7 de febrero próximo, pero la fecha ha sido retrasada y, finalmente, parece que será la del viernes 6 de marzo.

En su primera etapa se situó claramente en un registro autoral con títulos premiados en los Goyas o en Donostia como “Una estación de paso” (1992), “El último viaje de Robert Rylands” (1996), basada en la novela homónima de Javier Marías y con rodaje anglosajón, o “Cuando vuelvas a mi lado” (1999). Con “Héctor” (2004) y “15 años y un día” (2013) pasó por el festival de Málaga, mientras que con “Siete mesas de billar francés” (2007) volvía a su senda de los Goyas y de Donostia. Más recientemente, en “Felices 140” (2015) empieza su colaboración cinematográfica con el guionista Antonio Santos Mercero, hijo del lasartearra Antxon Mercero, y que ya venía de cuando Gracia realizó capítulos para la serie de televisión “Hospital Central” (2000), creada por Santos Mercero. A partir de ahí se fue enganchando a las realizaciones televisivas con “Cuéntame como pasó” (2001), “U.C.O.” (2008), “Víctor Ros” (2014) o “Sin identidad” (2014). Cansada de ser identificada con el drama, Gracia intentó probar con la comedia sin éxito en su anterior “Ola de crímenes” (2018), adaptación de un guion de Luis Marías que pretendía recuperar el humor negro de “Todo por la pasta” (1991) en clave femenina, pero una vez más quedó demostrado que el tiempo no pasa en vano. Antes de rodar ese penúltimo largometraje en Bilbo lo había hecho en Donostia, en concreto un segmento de la película colectiva “Kalebegiak” (2016), que con el título de “Txintxorro” se convertía en uno de sus retratos sobre la adolescencia utilizando los paseos románticos por el mar como metáfora de fragilidad.

En cambio, en “Invisibles” Gracia habla de las mujeres de su edad, y, como nació en el año 1962, se corresponde con aquellas que ya han pasado la barrera de los 50. Según su particular punto de vista, las personas pasan por distintas etapas a lo largo de su vida, pero cree que en los hombres no están tan marcadas, mientras que a las mujeres se les encasilla según van cumpliendo años. A partir de la mediana edad sufren una invisibilidad social, como si ya nadie se fijara en ellas, ni contara con ellas para nada.

Para escribir el guion ha vuelto a colaborar con el antes citado Antonio Santos Mercero, junto al que ha querido imprimir a la película un tratamiento irónico pero sin volver a caer en un tono pretendidamente humorístico que no le va. Además han querido mostrar que la presión que sufren estas mujeres no solo es externa, sino que también puede ser interna, convirtiéndose sin darse cuenta en sus propias enemigas.

Elsa (Emma Suárez), Julia (Adriana Ozores) y Amelia (Natalie Poza) son tres amigas que quedan todos los jueves para caminar juntas, para hacer ejercicio y charlar de sus cosas, como una forma de cargar las pilas antes de ir a sus respectivos trabajos. Lo que las une es esa invisibilidad que sufren a diario, en sus casas, en la calle y en el trabajo.

“Invisibles” quiere ser una reflexión sobre el paso del tiempo y la manera en que afecta a nuestras vidas, porque ya no nos vemos igual en el espejo y notamos que los demás nos miran diferente.