Jone Buruzko
IRUDITAN

Deberes a domicilio

Arthur Cabral es un maestro que combate las carencias poniéndole ganas y pedales en una zona empobrecida del nordeste brasileño. Este profesor de ciencias dedica sus viernes a repartir deberes y otros requisitos escolares a domicilio para que sus alumnos de sexto y séptimo curso de Primaria, que carecen de soportes tecnológicos, puedan seguir aprendiendo. Cabral estudió en la escuela pública y pasó por parecidas dificultades que los preadolescentes a los que ahora enseña. La pandemia del coronavirus, como en más de medio mundo, obligó a cerrar colegios y a establecer un programa de enseñanza online imposible para muchas de estas familias que carecen de ordenadores y tabletas y cuyos móviles, en caso de tenerlos, se comparten por varios miembros de la casa. En un país que cuenta con 212 millones de habitantes, 46 millones de personas no tienen acceso a internet. Así que Cabral, vestido con una camiseta en la que se puede leer: «Lucha como un profesor», recorre en bicicleta los 14 kms que hay desde Recife, capital del estado de Pernambuco, hasta el barrio de Vila da Fábrica, en la localidad de Camaragibe para llegar a la casa de Alicia Vitorya, de 12 años, en la imagen, y entregarle la tarea en presencia de su madre. Sus alumnos se lo agradecen y todavía más sus padres, preocupados tras meses de confinamiento que han mantenido a sus chavales sin nada que hacer. Con la apertura del curso escolar por aquí, da que pensar.