Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
CINE

«Respect»

La figura de Aretha Franklin está viviendo una época de resurgimiento, siendo cada vez más admirada y revisitada, tal vez porque la música soul está de moda otra vez y no se encuentran hoy en día voces a su altura. Se entiende que en su tiempo fuera la número uno, pero es ahora, tres años después de su fallecimiento, cuando vuelve a ser un fenómeno más vivo que nunca. El audiovisual está muy pendiente de Lady Soul, y no podía faltar un biopic cinematográfico a mayor gloria de una diva que también necesita, al igual que otras tantas grandes mujeres de la historia, del reconocimiento de su contribución a la lucha en favor del feminismo y de los derechos raciales.

Para ocuparse de ello nadie mejor que la sudafricana Liesl Tommy, la primera directora teatral de su país y de su etnia en conseguir un premio Tony por el montaje escénico de “Eclipsed”, aunque en realidad haya sido más conocida en Broadway por su polémica adaptación escénica de la película de Disney “Frozen”. Antes de debutar en el cine con “Respect” (2021) ha acumulado experiencia en la televisión, donde ha biografiado a la cantante country Dolly Parton, además de coordinar la versión actualizada de “La señora Fletcher” (2019). Conoce bien dicho medio, por lo que su película sobre la Franklin ha querido apartarse de la melodramatización apreciable en la serie televisiva producida por Ron Howard “Genius” (2017), donde Aretha estaba interpretada por Cynthia Erivo, evitando los aspectos más sórdidos o sensacionalistas de su vida privada. De cualquier modo, ha preferido centrarse en el trabajo para la pantalla grande, y ya rueda un segundo largometraje, titulado “Born a Crime” (2022), basado en la autobiografía homónima del showman televisivo sudafricano Trevor Noah, y para el que cuenta con la actriz Lupita Nyong’o.

Liesl Tommy ha sabido sacar lo mejor, interpretativamente hablando, de Jennifer Hudson quien, a pesar de haber sido antes cantante que actriz, domina ampliamente ambos aspectos. No obstante no faltan críticas especializadas en las que se le acusa de no poder llegar al registro vocal de Aretha, en un claro error de apreciación, puesto que no se trata de cantar como ella, sino de recrearla en la ficción, con sus sentimientos, con su forma de expresarse, con sus ideas. Y eso lo hace de Óscar, hasta el punto que el gurú de la crítica de Hollywood Roger Ebert, corrigiendo el eslogan promocional que reza “Jennifer Hudson es Aretha Franklin”, ha escrito “Jennifer Hudson es la película”. Y señala, con mucho criterio, la diferencia entre la Diana Ross que encarnó a Billie Holiday llevándola musicalmente a su terreno, y la mimética imitación hecha este mismo año por Andra Day. Es como comparar el documental “Amazing Grace” (2018) con la auténtica Aretha cantando gospel de nuevo en la iglesia, con su reverso ficcional a cargo de una Jennifer Hudson que viste y peina exactamente igual.

La actuación de la Hudson acierta a conectar a la biografiada con sus canciones, dejando claro que se identificaba con lo que cantaba. Así, por ejemplo, la composición aludida en el título, supo convertirla en un himno feminista, en un enfoque distinto al que en origen le había dado Otis Redding.

Hay otro homenaje muy sentido a Carole King, junto a la que Aretha compuso “You Make Me Feel Like a Natural Woman”, o a su hermana con la que hizo “Ain’t No Way”, guiada por el mismo sentido de la improvisación del que surgió “Dr. Feelgood”.

Habrá quien se queje de que la película no insista más en la mala vida que le dio su pareja Ted White, aquí caricaturizado por Marlon Wayans, pero con la letra de la canción “I Never Loved a Man” lo dice todo.

También suenan en la banda sonora la aludida “Amazing Grace”, “Chain of Fools”, “I Say a Little Prayer”, “Spanish Harlem”, “Think”, “Do Right Woman, Do Right Man”, “Nature Boy”, “Sweet Sweet Baby”, “Take My Hand, Precious Lord”, “Precious Memories”, “Here I Am”, “There is a Fountain Filled with Blood”...