Vivimos en una sociedad ocularcentrista. Nuestra forma de relacionarnos se basa en la imagen y en todo lo que la rodea. Construimos el significado de las cosas a partir de lo que vemos y el resto de sentidos parecen pasar a un segundo plano. Todo se compone de imagen y de sus múltiples formas de materializarse: proyectada, reenviada, copiada, recortada, imaginada, deseada e incluso borrada, pues la propia ausencia marca la presencia de lo que ya no está. Nicholas Mirzoeff, teórico de la Cultura Visual, habla de cómo el ser humano ha superado aquellas limitaciones de su propia naturaleza para conseguir ver aquello que era, a priori , invisible. Los rayos X, las cámaras ocultas, la visión infrarroja o los drones, son desarrollos tecnológicos que nos han permitido conocer el mundo como si fuéramos algo que no somos. Este “dominar la visión” nos ha permitido expandir nuestra imaginación y a su vez ha normalizado estas capacidades como si fueran propias. La mirada es inherente a las condiciones de nuestro cuerpo y mirar es un proceso a través del cual la luz, las leyes de la óptica y nuestros órganos entran en juego para captar e interpretar en nuestro cerebro aquello que nuestros ojos alcanzan. Sin embargo, aquello que vemos es el resultado del tamiz que la cultura impone a nuestra percepción.

Mirar es un hecho fisiológico, mientras que ver es una cuestión cultural. En este sentido, el arte tiene la posibilidad de construir caminos en los que lo objetual y lo visual conviven para la creación de resultados que disparan nuevos significados. Desde disciplinas como la pintura o la fotografía, la construcción de imagen ha servido como transmisor de conocimiento, forma de expresión o lugar de experimentación. Las exposiciones que reseñamos hoy, parten de esta realidad y se posicionan en el contexto actual.

El 3 de marzo, la Galería Juan Manuel Lumbreras del centro de Bilbo, inauguró una exposición del pintor Luis Candaudap (Bilbo, 1964). La muestra “Caballo y ametralladora” se despliega en las dos salas de la galería ocupando tanto el espacio subterráneo como la planta superior hasta el 14 de abril. En ella se nos presenta una gran cantidad de piezas de reciente factura, pues la mayoría han sido realizadas entre 2020 y 2023. Conviven diferentes formatos, pudiendo encontrar lienzos de dos metros o dibujos en papel que apenas superan los 14 centímetros. Todos ellos nos trasladan la forma de trabajar de Candaudap. Una mezcla en la que conviven la creación de atmósferas casi paisajísticas que rozan la abstracción pictórica en las que, sin embargo, aparecen trazos que se acercan a la representación de formas y figuras. Encontramos obras realizadas en óleo sobre tela, pero también collages, dibujos e incluso obras en las que se intuyen atisbos de frottage. Entre todas ellas, somos capaces de lanzar hilos conectores pues la figura del caballo se erige como un leitmotiv que se repite en varias de las propuestas de manera más o menos evidente. El trabajo de Candaudap goza de una madurez que se demuestra en cada nueva exposición y esta es una buena ocasión para acercarse a esta nueva etapa de su recorrido.

“Reazione Nera. Cajal y el impulso nervioso de la fotografía” es el título de la exposición que podremos visitar en el Museo Universidad de Navarra de Iruñea hasta el 16 de abril. El tándem comisarial formado por Martí Llorens y Rebecca Mutell, parte de la investigación realizada por el médico e investigador Ramón y Cajal para realizar un proyecto en torno a la relación entre fotografía y ciencia en colaboración con el Museo de Ciencias Universidad de Navarra. A medio camino entre la divulgación y el arte, se exponen como plato fuerte de esta exposición, dibujos y fotografías realizadas por el científico navarro. La “Reazione Nera”, que da título a la muestra, es un proceso químico por el cual la interacción entre las neuronas podía hacerse visible a través de un proceso de teñido. En las dos salas que componen el recorrido, encontramos trabajos originales de Ramón y Cajal que tienen que ver con el registro fotográfico y visual de sus procesos de investigación así como una serie de piezas realizadas por Llorens y Mutell en torno a la tecnología fotográfica y a la concepción visual del mundo.