Àlex Romaguera
Entrevue
Oleguer Presas
Exjugador del Barça, impulsor de la Escola de Futbol La Caserna

«El fútbol moderno es acaparador, hay que sacarlo del negocio»

Pronto hará siete años desde que la Escola La Caserna entró en funcionamiento. ¿Qué retos afronta hoy? Falta alcanzar la paridad, aunque a raíz de la eclosión mediática del Barça femenino, de quien nuestros jóvenes acudieron a ver un partido, cada vez más chicas se animan a jugar. Algunas vienen directamente y se inscriben, pero queremos ser más proactivos para superar la ratio actual, pues es fundamental con el fin de promover referentes femeninos.

¿Supondría alcanzar uno de los objetivos del proyecto? La idea es conseguir la paridad y atraer a personas con situaciones especiales a las cuales la Escola pueda darles un entorno amable donde aprender el deporte y establecer nuevos vínculos y amistades. Y después continuar reivindicando espacios saludables para los jóvenes en Sabadell, pues si bien el recinto actual reúne mejores condiciones que el anterior, hacen falta más instalaciones donde los niños y niñas puedan encontrarse, relacionarse y practicar fútbol y otras actividades recreativas.

¿Cómo logran que no se dejen arrastrar por las ansias de la competitividad que impone el fútbol moderno? Trabajamos para gestionar la frustración que pueden sentir cuando pierden, como la alegría desmesurada que a veces pueden manifestar. Para ello, a veces hablamos de algún partido oficial con el fin de que giren su perspectiva y aprecien todos los aspectos positivos que tiene el fútbol en términos de salud y trabajo en equipo. En definitiva, intentemos aparcar la tendencia a realzar quién es el máximo goleador o el equipo más bueno, para que valoren el compañerismo y el hecho de que, si los resultados no llegan, tampoco pasa nada. Más bien nos ayuda a mejorar.

¿Esto no implica sacrificar el aspecto técnico que singulariza el fútbol tal y como lo conocemos? No necesariamente. Es verdad que nuestra Escuela prioriza la gestión emocional o humana y no tanto enseñar las especificidades técnicas que definen el fútbol convencional. En cualquier caso, siempre que algún niño o niña quiere dedicarse a jugar de forma más formal, le buscamos los canales para que cumpla su deseo.

¿Con todo, es posible articular un modelo de fútbol que no pase por el individualismo y la obsesión por el resultado? Tenemos el caso del club de fútbol Sankt Pauli, de Hamburgo (Alemania), cuya directiva y afición responden a esta nueva cultura social que venimos defendiendo. Pero, aun y así, el club participa en la Bundesliga y requiere de una estructura que demanda grandes recursos. Por tanto, no es fácil deconstruir este fútbol moderno. La única salida es sacar el negocio de la ecuación y, a partir de ahí, dar cabida a una alternativa que, en lugar de exacerbar el consumismo, la rivalidad y el espectáculo, promueva la participación y ponga en el centro la inclusión social, la camaradería y el fair play.