Marcel Pena
DEPORTES MINORITARIOS

El lacrosse, de ritual indígena a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, pasando por Euskal Herria

No por ser un deporte todavía desconocido para el gran público, el lacrosse deja de levantar interés. Desde que en febrero de 2013 se disputara el primer partido de la historia en suelo vasco, decenas de jóvenes han comenzado a jugar a lacrosse en los últimos años e incluso se intentó competir bajo el paraguas de la selección vasca, aunque el proyecto no fructificó. En 2028, esta disciplina competirá en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

(Marisol Ramirez FOKU)
(Marisol Ramirez FOKU)

El pasado 17 de febrero se cumplieron once años del primer partido de lacrosse jugado en la historia de Euskal Herria. Fue entre los equipos de Bizkaia Lacrosse Black Crows y UH Gijón Lacrosse, y se disputó en Muskiz. Aquel encuentro fue el resultado del trabajo comenzado por dos hermanos de Meatzaldea y que, a lo largo de la última década, ha llevado a decenas de jóvenes vascos a practicar un deporte todavía muy desconocido, pero que en 2028 volverá a unos Juegos Olímpicos.

El lacrosse es un deporte de equipo que se disputa en partidos de seis contra seis o diez contra diez, dependiendo de si se trata de la modalidad ‘sixes’ o ‘field’. Del mismo modo, la duración de cada una de las cuatro partes o las dimensiones del terreno de juego también varían según la modalidad, pero no así el tamaño de las porterías. El objetivo del juego es anotar el mayor número de goles posibles al equipo contrario, llevando una pelota de goma con los sticks, que cuentan con una red en la punta, y tirando con estos a meta.

Este funcionamiento no es más que una adaptación del ‘baggataway’, un juego a medio camino entre el deporte y el ritual practicado por los pueblos indígenas de la región de los Grandes Lagos en Norteamérica, en el actual Estado de Nueva York y sur de Ontario. Al igual que en el lacrosse de hoy en día, su misión era trasladar una pelota con sticks de madera hasta el tótem de la tribu rival, con la salvedad de que los objetivos de cada equipo distaban kilómetros entre ellos, que los partidos podían llegar a durar varios días y que los jugadores usaban los palos para lesionar a sus oponentes.

Este ritual «intertribal» fue documentado por primera vez en el siglo XVII por colonos franceses, quienes observaron un gran parecido entre el utensilio que usaban los indígenas para llevar la pelota y el báculo pastoral de los obispos, llamado «la Crosse épiscopale» en francés, dando como resultado el nombre de lacrosse.

Homenaje al equipo femenino de Euskal Lacrosse Elkartea, campeón de la LEL en 2014. Fotografías cedidas por Iker Peregrina.

Además de las variaciones que pueden existir entre las modalidades ‘field’ y ‘sixes’, el lacrosse cuenta con diferentes normas según si se juega en categoría masculina o femenina. Mientras que el lacrosse masculino es más físico y, por ello, requiere una mayor visión táctica, el femenino tiene menos contacto, primando la técnica y la estrategia. «Es cierto que el lacrosse femenino es más técnico, pero también es muy físico, porque, al no haber tantos golpes, el juego es más rápido», explica Ane Aranguren, jugadora del equipo Bilbao Lacrosse. Por su parte, Borja Herrera, capitán del equipo masculino de Bilbao Lacrosse, añade que en el caso de las chicas el control de los sticks es más complicado, por lo que sí que requiere una mayor técnica.

Iker Peregrina, exjugador y fundador de los Black Crows, subraya que existen motivos históricos que han llevado a que el lacrosse masculino y femenino sean prácticamente «dos deportes distintos». En lo que respecta al lacrosse masculino, la primera federación se creó en Canadá a mediados del siglo XIX, para más tarde extenderse también a Estados Unidos, principalmente en el noreste del país. Por tanto, se trataba de un lacrosse con reminiscencias del deporte original. En cambio, el primer equipo de lacrosse femenino no vio la luz hasta finales de ese siglo, entre 1880 y 1890, en Inglaterra, y fue concebido como un «ladies sport», es decir, una práctica deportiva donde el contacto físico no estaba permitido.

Sin embargo, tendría que pasar más de un siglo para tener datos de la llegada del lacrosse al Estado español. Concretamente, fue en 1997 en Sevilla, impulsado por un grupo de soldados estadounidenses destinados a la base naval de Rota. Más tarde, nacieron equipos en Burgos, en 2007, o previamente en Madrid, en 2003. El 10 de abril de 2003 también fue fundado el UH Gijón Lacrosse, sección del Club Deportivo Unihockey Gijón. A la postre, este equipo sería coprotagonista del primer partido de lacrosse disputado en Euskal Herria.

Equipo masculino durante la Copa de 2014 disputada en Santurtzi.

PRIMER EQUIPO DE EUSKAL HERRIA

Un grupo de amigos de Meatzaldea se reunió en agosto de 2012 en busca de un nuevo deporte que practicar, encontrando en el entonces desconocido lacrosse una oportunidad todavía inexplorada en Euskal Herria. La idea original partió de los hermanos Peregrina, Iker e Imanol, que posteriormente fundaron también el primer equipo vasco de lacrosse, los Bizkaia Black Crows Lacrosse, e incluso Euskal Lacrosse Elkartea, un «símil de federación», en palabras del propio Iker Peregrina, que tenía como objetivo difundir el lacrosse en los siete herrialdes.

Unos meses más tarde, concretamente el 17 de febrero de 2013, tuvo lugar el primer partido de esta modalidad disputado jamás en Euskal Herria, que enfrentó a los Black Crows con el UH Gijón en el polideportivo municipal de Muskiz. Ante la falta de una plantilla más amplia, los Black Crows jugaron aquel partido con tan solo seis jugadores, el mínimo necesario para un partido en la modalidad ‘sixes’. De los seis, tres eran de la familia Peregrina, ya que a Iker e Imanol también se les sumó su hermano Iñaki. Iker e Imanol, junto con el también jugador Daniel Gutiérrez, hicieron un curso en noviembre de 2012 en Madrid que los acreditaba como árbitros de lacrosse.

Era un momento en el que el lacrosse vivió una gran expansión en todo el Estado español, surgiendo equipos en diferentes ciudades, lo que permitió que en las siguientes ligas se disputaran jornadas individuales, con sus enfrentamientos de ida y vuelta, a diferencia del modelo actual, donde se llevan a cabo los partidos en una sede unificada. El campo Federico Valbuena de Gallarta fue la casa de los Black Crows aquellos años.

Un momento de un reciente entrenamiento del Bilbao Lacrosse en la capital vizcaina.

Dentro del proceso de expansión propio de este deporte en Euskal Herria, Peregrina recuerda que contactaron con la Asociación Española de Lacrosse (AEL) para que la Copa de España de 2014 se disputara en Bizkaia, concretamente en Ortuella y Santurtzi. Una competición en la que los equipos vascos participaron bajo la marca de Euskal Lacrosse Elkartea en las categorías masculina y femenina. «Con la Copa de España tuvimos bastante repercusión», recuerda Peregrina, destacando el «escaparate» que les proporcionó ser sede de la Copa: «En aquel momento nos dimos cuenta de que el lacrosse tenía progresión».

Ese mismo año, y con el propio Peregrina de entrenador, las jugadoras de Euskal Lacrosse Elkartea consiguieron alzarse con el título de la Liga Española de Lacrosse (LEL) en una jornada doble disputada en Madrid. El conjunto estaba formado por jugadoras vizcainas y guipuzcoanas, en un momento en que el lacrosse se encontraba en pleno auge. «Fue un punto de inflexión para el lacrosse femenino en Euskal Herria», valora casi diez años después Peregrina, recordando que, al cabo de poco tiempo, el equipo se escindió, surgiendo Donostia Piratak, dedicado exclusivamente al lacrosse femenino.

Por su parte, el proyecto de los Black Crows no terminó «por escisiones ni por razones económicas», explica Peregrina, presidente del club por aquel entonces, sino que «lo acabó el virus». Las restricciones derivadas de la pandemia de covid-19 obligaron a los Black Crows a dejar de realizar demostraciones en centros escolares «por toda la geografía vasca», algo que, sumado a la edad de los jugadores más veteranos y la imposibilidad de reunirse debido a confinamientos perimetrales, convirtió el proyecto en inviable.

Equipo que disputó el primer partido de lacrosse en Euskal Herria, en 2013.

BILBAO LACROSSE

Un par de años antes, un grupo de jugadores ya habían decidido formar Bilbao Lacrosse, al margen de los Black Crows. Era 2018 y el lacrosse había tomado el suficiente impulso como para crear un equipo propio en la capital vizcaina. A día de hoy, Bilbao Lacrosse cuenta con equipos masculino y femenino, compuestos por plantillas de 15 y 12 jugadores y jugadoras, respectivamente. «Para ser un equipo de una ciudad pequeña como Bilbao, es bastante», apunta Borja Herrera, que, además de capitán y jugador de Bilbao Lacrosse, también es Delegado Regional del País Vasco de la AEL. Actualmente, ambos equipos entrenan los martes por la noche en el Colegio Jesuitas del barrio de Indautxu y los sábados, en el campo de fútbol Larrate-Azpi de Gatika, donde el equipo disputa sus partidos.

De hecho, el fin de semana del 3 y 4 de febrero Gatika acogió la tercera jornada de la LEL. En total, en la temporada 2023-2024 de esta liga se acabarán disputando cinco jornadas, más una sexta en formato eliminatoria. Los equipos participantes son Barcelona Dracs, Madrid Osos, Valencia Eagles y Zaragoza Leones, además de Bilbao Lax, en la categoría masculina; por su parte, la liga femenina la conforman Barcelona Dracs, Madrid Osas, Valencia Eagles y Bilbao Lacrosse.

A pesar de que las jornadas se juegan de forma centralizada, disputar la LEL sigue acarreando unos gastos que tienen que correr a cuenta de los clubes. «Los jugadores pagamos una cuota anual que se destina principalmente a conseguir el material, que es lo más complicado. En los desplazamientos, alquilamos furgonetas e intentamos viajar todos juntos para que salga más barato y nadie se quede fuera por motivos económicos», comenta Herrera.

El grupo posa en el Federico Valbuena de Gallarta.

Desde la AEL no se puede ofrecer ningún tipo de ayuda económica, ya que, al no llegar al mínimo de 500 jugadores federados, no está reconocida como Federación por el Estado español. «Esto significa que no existimos. El lacrosse no está reconocido como deporte y, por tanto, nos tenemos que registrar como asociación. Tampoco tenemos derecho a subvenciones ni ayudas económicas, no tenemos ninguna preferencia a la hora de alquilar campos de juego… Somos el último de la fila, eso nos afecta muchísimo en nuestro día a día», se queja Herrera.

Estas dificultades no impidieron que en la temporada 2019-2020 Bilbao Lacrosse consiguiera alzarse con el título de liga. Se trataba, recuerda Herrera, de un equipo joven, creado hacía poco más de un año, y que aquella temporada recibió la ayuda de algunos jugadores más experimentados procedentes de Madrid. Aunque de un modo distinto, esta práctica es habitual en los equipos de lacrosse, sobre todo con jugadores procedentes de otros países mientras estudian en ciudades como Barcelona o Madrid.

Una de las claves tanto de Bilbao Lacrosse como del resto de equipo es el trabajo de difusión en centros escolares. Gracias al programa Lacrosse Para Todos de la AEL, Ane Aranguren conoció este deporte, del que ha terminado siendo una de las mejores jugadoras de todo el Estado, como acreditan sus respectivos MVP en la LEL y la Copa de 2023.

Aranguren también destaca que, después de formar un buen bloque de jugadores, es muy importante mantenerlo en el tiempo. «El hecho de no tener tantas bajas, nos ha permitido conocernos mejor y aprender a jugar juntas, consiguiendo mayores resultados», explica la jugadora sobre la evolución del equipo femenino, recordando que el año pasado llegaron a la final de la LEL.

Partido de lacrosse en Barcelona.

EUSKAL LACROSSE ELKARTEA, CASI UNA SELECCIÓN

Durante la época de coexistencia entre ambos equipos, Bilbao Lacrosse y los Black Crows, Peregrina denuncia que se sintieron maltratados por parte de la AEL, algo que achaca al hecho de impulsar Euskal Lacrosse Elkartea con el objetivo, incluso, de crear una selección vasca. «Me puse en contacto con la Federación Internacional de Lacrosse, pero me encontré con el rechazo de los jugadores de España, que se mostraban en contra de que se reconociera a la selección vasca, no nos apoyaron en ningún momento», rememora. «Decían que el deporte estaba creciendo mucho a nivel estatal, y que era egoísta por nuestra parte que quisiéramos competir con la selección vasca», añade. Además, la Federación Internacional se dedicó a echar balones fuera, ya que se remitían al COI: «Después de llegar a lo más alto, desde la Federación me dijeron que no reconocían no solo Euskal Herria, sino tampoco la Comunidad Autónoma Vasca, y que teníamos que competir bajo los colores de España».

Peregrina continuó en su empeño de ver una selección vasca de lacrosse, reuniéndose también con Martxel Toledo, coordinador de Euskal Selekzioaren Aldeko Iritzi Taldea (ESAIT), para informarle de esa posibilidad, viendo de nuevo frustradas sus aspiraciones. «Toledo también me dijo que no, ya que tenían un proyecto más ambicioso entre manos, que era el fútbol. Te das cuentas que son todo intereses comerciales y yo, que siempre he entendido el deporte como un proyecto social, me di de bruces con la realidad», lamenta.

Sin oficialidad a nivel internacional, el objetivo de Peregrina se centró en que Euskal Lacrosse Elkartea, actuando como selección vasca, pudiera competir en torneos amistosos. Así llegó a organizar una competición que se debía disputar en Euskal Herria con las selecciones italianas y francesas, que aceptaron participar, y también la española. «Cuando comenté a la AEL el proyecto, me dijeron que era una tontería y que no iban a permitirlo», explica Peregrina.

Las jugadoras campeonas de la LEL en 2014, junto a su entrenador, Iker Peregrina.

Entre los obstáculos que se encontró subraya la falta de árbitros, a los que no hubieran permitido pitar en el torneo, algo que encarecía el proyecto. «Era algo inviable, porque aumentaba mucho el gasto económico. La idea era algo que fuera muy llamativo y teníamos a selecciones que querían venir. Estuvimos cerca de conseguir ver a Euskal Herria contra España, pero lo hicieron imposible», apunta Peregrina, que añade que su verdadero objetivo hubiera sido jugar con la selección vasca, dejando cualquier otra posibilidad de lado: «Lo que siempre tuve claro es que yo nunca iba a jugar con la selección española, ni siquiera cuando tuve la oportunidad».

«No nos preocupaba el resultado. Ellos tenían bastantes extranjeros nacionalizados y, por tanto, quizás un talento superior. Lo que queríamos era ser una de las primeras selecciones que jugara un partido contra España. Solo el hecho de presentarnos en el campo defendiendo algo que, para mí, es totalmente lícito, ya hubiera sido un triunfo», reivindica Peregrina, imaginando cómo hubiera podido transcurrir dicho encuentro.

Las jugadoras de Euskal Lacrosse Elkartea en la Copa de 2014.

LACROSSE A NIVEL ESTATAL

A día de hoy, el lacrosse no está reconocido por el Consejo Superior de Deportes al no llegar a los 500 jugadores federados en el Estado español, por lo que no es un deporte federativo. En cambio, a nivel internacional, la AEL forma parte de la Federación Europea y la Federación Internacional, y está representada en los campeonatos internacionales por sus selecciones senior masculina y femenina. La primera debutó oficialmente en el Mundial 2006 de Canadá, mientras que la selección española femenina no se estrenó hasta el Europeo de 2015, disputado en la República Checa.

Además de los mencionados cinco equipos que compiten en la LEL, dentro del Estado español también hay clubes de lacrosse en Fuerteventura, Guadalajara, Azuqueca y Estepona, atendiendo a los datos que ofrece la AEL.

Por su parte, y a pesar de ser los descubridores de este deporte y quienes lo trajeron a Europa, el lacrosse tiene muchas dificultades para organizarse en el Estado francés. Tal como se explica en la web de la selección francesa de lacrosse, hay doce equipos de este deporte en todo el Hexágono, aunque no ha sido posible organizar una liga entre ellos. Esto se explica por dos razones, argumentan: el tamaño del territorio estatal, que dificulta los desplazamientos debido a los largos trayectos y su coste económico; y la falta de apoyo para quienes practican lacrosse. Es por ello que sus jugadores disputan sus partidos en ligas de otros países, como el actual caso de los miembros del Toulouse Lacrosse, que completan la plantilla de Zaragoza Leones. No es un caso aislado, ya que hay más equipos que también han competido en torneos de otros países, como el Lille en Bélgica, el Lyon y el Grenoble en Suiza o, anteriormente, Burdeos y Saint-Gaudens en el Estado español. Por el momento, no hay ningún equipo de lacrosse organizado en Ipar Euskal Herria.

Borja Herrera y Ane Aranguren, jugadores de Bilbao Lacrosse, posan para este reportaje durante un entrenamiento del equipo.

DEPORTE OLÍMPICO 116 AÑOS DESPUÉS

Desde sus inicios en Canadá y Estados Unidos, la expansión del lacrosse ha sido lenta pero constante alrededor del mundo. Tanto que, hoy en día, el organismo internacional World Lacrosse cuenta con 91 miembros de los cinco continentes. Es la asociación reconocida por el Comité Olímpico Internacional (COI) como órgano rector de este deporte.

De hecho, el lacrosse fue deporte olímpico a principios del siglo pasado, concretamente en las ediciones de 1904 en Saint Louis y la de 1908 en Londres, con victoria canadiense en ambas, primero ante Estados Unidos y luego ante Gran Bretaña, únicos equipos participantes.

En Los Ángeles 2028, el lacrosse volverá a unos Juegos Olímpicos 116 años después, tal como se confirmó el pasado mes de octubre con la aprobación por parte del COI. El formato olímpico propuesto es también el reducido, el de 'sixes', el mismo en el que se disputa la LEL. Hay que mencionar que el lacrosse fue deporte de exhibición en Ámsterdam 1928, Los Ángeles 1932 y Londres 1948.