Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

El desayuno, ¿la comida más importante del día?

La repetida afirmación de que el desayuno es la comida más importante del día no tiene base científica. La nutricionista de 7K aprovecha la oferta cada vez más amplia de establecimientos que ofrecen desayunos para recordar que lo importante es la calidad de los alimentos a consumir.

(Getty)

Las costumbres entre la ciudadanía cambian continuamente, también en lo que se refiere al ocio y a la gastronomía. Una de las tendencias que más está creciendo es la opción de desayunar fuera de casa. Muchas personas optan por hacer la primera comida del día en un establecimiento hostelero. Y es que la inmensa oferta gastronómica para desayunar ha aumentado considerablemente. Y no hablamos de los desayunos de toda la vida de pintxo y café, no. Más bien esta novedad gastronómica estaría a medio camino entre un desayuno y un almuerzo, pero tampoco constituye el famoso brunch, que también está de moda.

Algunos ejemplos de estos suculentos desayunos son tostadas con pan brioche, gofres salados con aguacate, bols de cereales con yogur... Un sinfín de platos muy completos y también muy estéticos componen esta oferta culinaria. Y es que cada vez son más los establecimientos que ofrecen una carta especializada únicamente en desayunos y cuyo coste no baja de los 10 euros. En resumen, una moda deliciosa, bonita, pero tan cara como un antiguo menú del día.

Sin embargo, más allá de tendencias, desde el punto de vista nutricional, no hay ninguna razón por la que el desayuno deba ser más importante que cualquier otra comida.

Y es que el desayuno es esa primera comida del día sobre la que se ha exagerado mucho; que si es malo o, al contrario, que su falta afecta al rendimiento académico. Pero lo cierto es que hay pocas certezas respecto al hecho de comer o no un desayuno en relación al sobrepeso, la salud o el rendimiento cognitivo.

La mayoría de los estudios sobre la importancia de hacer o no un desayuno son observacionales. Es decir, metodológicamente no son de la calidad necesaria para que constituya una evidencia científica sólida pero, aún así, las conclusiones de estos estudios son las siguientes:

• Saltarse el desayuno no parece afectar de forma significativa al rendimiento académico.

• Saltarse el desayuno sí altera negativamente aspectos metabólicos relevantes de ciertos colectivos, como personas con diabetes 2 o personas que desayunan habitualmente.

Como conclusión, lo que está claro, más allá de modas y mitos, es que, en lo que comemos, importan los ingredientes, la calidad de los mismos, la presentación y, por supuesto, la elaboración, de modo que, si decidimos desayunar, que sea nutritivo, rico y con buena pinta. Luego ya el precio es cosa de cada uno.