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Israel endurece las restricciones en Palestina en respuesta al atentado

Israel dio otra vuelta de tuerca al castigo colectivo sobre el pueblo palestino como reacción al ataque en el que el miércoles dos jóvenes mataron a cuatro israelíes en Tel Aviv. Además de suspender 83.000 permisos de entrada, envío más soldados a Cisjordania y confiscará los cuerpos de palestinos muertos por sus fuerzas de seguridad.

Israel anunció ayer nuevas medidas para restringir la libertad de movimientos de los palestinos, en represalia por el atentado en el que la víspera murieron cuatro personas y cinco resultaron heridas en Tel Aviv. Dos jóvenes palestinos abrieron fuego en un centro comercial, disparando contra los clientes de uno de los restaurantes del centro. Ambos fueron detenidos poco después, y uno de ellos resultó gravemente herido de bala.

Se trata del atentado más grave contra israelíes desde que comenzó la actual ola de ataques en otoño de 2015 –en la que han muerto 207 palestinos 32 israelíes, dos estadounidenses, un eritreo y un sudanés– y, además, en un lugar especialmente seguro para los israelíes.

Como castigo colectivo, ayer Israel dio una nueva vuelta de tuerca sobre la población palestina con varias medidas.

Por un lado, anunció la suspensión de 83.000 permisos de entrada desde Cisjordania durante el Ramadán. Para los palestinos supone que no podrán reunirse con sus familiares que viven en Israel ni acudir a rezar a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este. Las autoridades israelíes también han anulado todas las peticiones de permisos de los habitantes de la Franja de Gaza. A la vez, el Ejército envió dos batallones con cientos de soldados suplementarios a Cisjordania.

Un Gabinete reducido de ministros israelíes decidió además imponer el bloqueo a la localidad de Yatta, en la que residían los atacantes y que desde la noche del jueves está tomada por el Ejército, que llevó a cabo numerosos registros. También se anularon los permisos de trabajo para todos los miembros de la familia a la que pertenecían. Yatta se encuentra en una zona próxima a la línea verde, la frontera de 1967, en la que no existe ningún tipo de separación que impida a los palestinos cruzar de un territorio a otro, una circunstancia que va a ser revisada ya que, según el Ejecutivo, facilitó su llegada a Tel Aviv, a unos 75 kilómetros.

La reacción al atentado era el primer test para el nuevo ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, que ha exhibido una retórica belicista extrema. Lieberman ordenó que los cuerpos de los palestinos muertos en atentados antiisraelíes no sean devueltos a sus familias, medida que Israel ya había aplicado pero que su predecesor, Moshé Yaalon, había limitado. El Tribunal Supremo defendió el mes pasado la devolución de los cuerpos.

La ANP lo rechaza y Hamas dice que sigue la Intifada

La Presidencia de la Autoridad Palestina (ANP) mostró su rechazo a la «violencia contra la población civil, cualquiera de ellas (israelí o palestina) y sea cual fuere su justificación», en una más que aparente reacción al ataque en Tel Aviv, aunque sin mencionarlo. Por su parte, Al-Fatah señaló que fue una «respuesta individual y natural» y que «Israel debe darse cuenta de las consecuencias de su insistencia en seguir la violencia, la política de demolición de casas, el desplazamiento forzoso de palestinos, las redadas de colonos en el complejo de Al-Aqsa, y el asesinato a sangre fría de palestinos en los controles militares».

Por su parte, Hamas, que celebró el ataque aunque nadie había asumido la autoría, aseguró que significa que «continúa la Intifada Al Quds», en contra de la creencia de que se había apagado debido a los arrestos y la cooperación de seguridad (entre Israel y la ANP). También para el FPLP, el ataque representa un «cambio de paradigma» en la Intifada.GARA