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ROMA

La presión alemana se hace sentir en la crisis de la banca italiana

Bajo la amplia sombra que proyecta el Brexit, otras crisis político-económicas que se desarrollan en el seno de la Unión Europea están pasando más desapercibidas. Aunque todavía no alcanza grandes titulares fuera del país cisalpino, la crítica situación de la banca italiana ha levando voces de alarma en Alemania. Salvando las diferencias, la situación comienza a recordar al duelo dialéctico que mantuvieron Berlín y Atenas hace apenas un año.

La canciller Angela Merkel ha decidido moderar las críticas lanzadas desde Alemania contra el Gobierno de Matteo Renzi al mostrarse convencida de que Italia, sus socios europeos y las instituciones comunitarias resolverán «bien» los problemas de los bancos italianos, al tiempo que descarta una nueva crisis en la UE.

En la rueda de prensa que llevó a cabo el martes en Berlín junto al primer ministro irlandés, Enda Kenny, Merkel explicó que hay «intensas conversaciones» del Ejecutivo italiano con la Comisión Europea. Los ministros de Finanzas se reunían ese mismo día en Bruselas, aunque la agenda oficial del Ecofin estaba centrada, además de en analizar las repercusiones del Brexit, en la puesta en marcha del mecanismo de sanción contra Madrid y Lisboa por incumplir el nivel del déficit en 2015.

El mensaje tranquilizador de Merkel choca con las declaraciones realizadas por dirigentes conservadores y socialdemócratas alemanes, aliados en «la gran coalición» de Gobierno, que rechazan la posibilidad de que el Estado italiano rescate con fondos públicos a los bancos con problemas.

«Las reglas para la liquidación ordenada y la reestructuración de los bancos en crisis deben ser también respetadas por el Gobierno italiano», subrayó, en declaraciones a Redaktionsnetzwerk Deutschland, Joachim Pfeiffer, el portavoz parlamentario de Economía de la CDU, el partido de Merkel.

Rechazó así que Roma pueda realizar una inyección de fondos públicos en los bancos sin aplicar quitas a los inversores, lo que vulneraría la normativa diseñada, precisamente, para evitar que los contribuyentes tengan que rescatar o financiar la reestructuración de las entidades en quiebra.

En la misma línea se manifestó el vicepresidente del grupo del SPD, Carsten Schneider, al avisar de que la credibilidad de las reglas aprobadas para proteger a todos los contribuyentes europeos no puede ponerse en cuestión en la primera ocasión.

Estas opiniones son también respaldadas por el presidente del Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán (los llamados “cinco sabios”), el profesor Christoph Schmidt, que recordó que las normas están recién aprobadas y considera que «ser fieles a ellas sería un camino para recuperar la confianza perdida en la estabilidad de la unión monetaria».

Más de 4,5 millones viven en la «pobreza absoluta»

El Istat (Instituto Nacional de Estadística italiano) indicó ayer que 4.598.000 personas y, en una clasificación paralela, 1.582.000 familias viven en condiciones de pobreza absoluta, cifras que no se alcanzaban desde el año 2005. Es decir, que un 7,6% del total de la población residente en Italia se encuentra en esa situación.

El concepto de «pobreza absoluta» está caracterizado por la imposibilidad de pagar los bienes y servicios considerados esenciales. Varía en función del lugar de residencia y de la situación familiar; por ejemplo, para una persona de entre 18 y 59 años de edad que vive sola en una zona rural del sur de Italia, el umbral de pobreza absoluta es de 552,39 euros por mes, mientras que para una familia de cinco personas residente en el centro de un área metropolitana del norte ese límite está fijado en 1.909,83 euros.

El índice de pobreza absoluta ha aumentado por todo el país, pasando del 5,7% al 6,7% en el norte y del 9% al 10% en el desfavorecido sur. GARA