Pablo CABEZA
BILBO
Entrevue
AMETS RODRIGUEZ
DIRECTORA DE MUNDAKA FESTIVAL

«Contamos con una comunidad muy fiel desde un inicio»

Mundaka Festival se llevó dos premios con su debut: mejor festival de mediano formato y festival revelación, galardones otorgados por Iberian Awards. No suponen cuantía económica, pero son inyecciones de moral estimables, sobre todo teniendo en cuenta lo complejo que es organizar un festival de tres días y nacer. El jueves 28 comienza su segunda edición, tres jornadas de tierra, mar y música.

Segunda edición de Mundaka Festival, que se celebra los días 28, 29 y 30 con actuaciones destacadas de The Waterboys, Nick West, Danko Jones, Berri Txarrak, Capsula, The Sheepdogs, Los Enemigos y Aurora & The Betrayers, entre otros. Un cartel atractivo para un entorno geográfico sugerente repleto de alicientes visuales y materiales.

En Euskal Herria se celebran miles de conciertos, hay experiencia y mucha, ¿un festival supone un salto cualitativo o «simplemente» se trata multiplicar lo conocido?

Es cierto, se celebran un montón de conciertos, y en lo básico es similar, pero la producción de un festival es larga, son muchas horas, muchas bandas, mucho trabajo y muchas actividades y conciertos que coordinar. Sí, es una salto cualitativo. Al menos para nosotros.

¿En este sentido, el festival del año pasado fue un cúmulo de experiencias aplicables a este o todo fue organizativamente como lo previsto?

Toda experiencia es aplicable a futuras ediciones. Hay detalles que hasta que te echas al barro no puedes prever, pero en lo fundamental organizativamente fue como lo previsto. No hubo sustos, todo funcionó muy bien y todo el mundo se lo pasó en grande y disfrutó muchísimo, que al fin y al cabo es de lo que se trata.

Consolidar un festival no es sencillo, a veces se requieres unos cuantos años: ¿hay margen para que Mundaka Festival pueda seguir adelante?

No es sencillo, no. Pero contamos con una comunidad muy fiel desde un inicio (algo estaremos haciendo bien). Nada más terminar la primera edición sacamos “en caliente” 200 abonos a la venta sin tener ni siquiera un nombre en el cartel y se vendieron esa misma semana. En una primera edición ya había 200 personas que confiaban en nosotros. Algo que te pone las pilas para hacerlo aun mejor y querer cumplir expectativas.

Se mantienen los alicientes geográficos, turísticos y gastronómicos, algo que la zona propone de forma natural, pero cabe suponer que cuesta que la idea, de apariencia sencilla y sugerente, cale entre los potenciales asistentes, divididos entre lo que ya saben lo que es Mundaka y los lejanos.

Teníamos ganas de hacer un evento diferente, con la gastronomía y nuestra costa como referentes, además de la música en sí misma. Creíamos y creemos que el tamaño sí importa, y huimos de las grandes concentraciones. Dar visibilidad a nuestra escena, nuestros productos, nuestra ola, nuestra cocina era y es el reto, un reto muy tentador. Pero a la gente le gusta, a todo el mundo nos sugiere comer bien, y la buena música, y si ya es en un entorno idílico como el de Santa Katalina, en plena Reserva de la Biosfera, frente al mar, y si volvemos a tener suerte, con la luna llena que nos acompañó el año pasado, ya es otra historia. Creo que en 2015 conseguimos que la gente se fuera a casa con la sensación de haber vivido algo único, algo digno de recordar, y esa experiencia es la que invita a repetir a unos y otros.

¿Los dos premios recibidos han sido algo más que una ayuda moral?

Han supuesto un reconocimiento en el sector y a nivel mediático, pero sobre todo un estimulo para seguir trabajando con la misma pasión y convicción que hasta el momento.

Programar es complicado y cabe imaginar que es como una sopa de letras de la que van saliendo los grupos. Después, unos serán factibles y otros no, para complicar aún más las cosas.

Como bien apuntas no es fácil, sobre todo cuando no lo haces a golpe de talonario e intentas diseñar un cartel diferente al de la mayoría de las citas veraniegas. El reto en el cartel es ese, huir de los tópicos, del cartel clónico. Además, el trato, el espacio, el concepto en sí lo hace muy interesante para las bandas.

Aparcar es un problema, pero quizá es menos complejo llegar desde diferentes puntos de lo que la gente se imagina… Dejar el coche también es parte de la filosofía del festival.

Sí, somos un festival comprometido con el medioambiente. De hecho, este año nos hemos adherido al sello “Erronka Garbia” de Ihobe, y estamos trabajando por ser el primer festival sostenible de Euskadi. Y como una de las medidas, además de que aparcar en Mundaka en verano no es fácil, ha sido poner servicios de tren nocturnos durante los tres días que dura el festival entre Bermeo-Bilbao todas las noches y animamos al publico a que venga en transporte publico. El viaje en sí (el tren pasa por la misma Reserva de la Biosfera) ya es toda una experiencia. Aun así, para los que prefieran viajar en coche, hemos habilitado un parking en Bermeo (muy cerca de la estación de tren) para que puedan usar desde allí el tren como lanzadera.

En la primera jornada, este jueves 28, la cabeza de cartel es Nik West, quizá poco conocida, pero si se escucha como toca el bajo, la fuerza que tiene, su poderosa imagen…, se termina descubriendo a una artista de gran potencial. ¿Qué destacaría también de esta jornada?

The Sheepdogs, una bandaza de rock n´roll muy potente que también estoy deseando ver. Y los Sunset Sons una banda fresca, súrfer, en la que ya nos fijamos el año pasado y que comparan ya con los Red Hot Chili Peppers y Kings Of Leon.

El viernes lo veo bicéfalo con Danko Jones y Berri Txarrak. Ocasión de ver, además, a Berri Txarrak en un entorno poco habitual. Nuevas y renovadas sensaciones. Capsula, de otra parte, se traen su homenaje a Bowie, con el que han sorprendido recientemente en el FIB, por aquí ya mucho antes.

Sí, la jornada del viernes va a ser muy especial y tenemos preparadas muchas sorpresas ligadas en parte a ese homenaje a David Bowie que estamos preparando. Aurora & the Betrayers pondrán el colofón final con la energía que les caracteriza.

Y el sábado unos clásicos, The Waterboys . El último disco es una maravilla. «Modern blues» es una obra maestra del rock que podría satisfacer a todos los seguidores de Bruce Springsteen, aunque haya diferencias; sin embargo, intuyo que hay demasiado perezoso entre los aficionados a la música.

Sí, es cierto, ha habido muchos factores que han hecho que los aficionados se hayan hecho más perezosos, pero el amante de la música difícilmente deja escapar una oportunidad como esta para ver a The Waterboys en un teatro natural como el nuestro y para 3.500-4.000 privilegiados.

Y los menores de doce años que no pagan…

Eso es. Llevamos tiempo trabajando por la generación y regeneración de públicos. Si queremos que la música tenga futuro, tenemos que dejar que los niños se acerquen a la cultura y la vivan desde pequeños, de ahí que hayamos confeccionado para ellos, dentro de las actividades paralelas, talleres gastronómicos y musicales para que aprendan disfrutando.