Raimundo Fitero
DE REOJO

Pokémon

No debería meterme en estos líos tratando de hablar de algo que desconozco de manera absoluta, pero debo decir que la noche del sábado, en una cena con amigos, dos adolescentes estaban cazando o buscando Pokémons y debió aparecer en la mesa uno y fue capturado. Un visto y no visto. Es decir casi una cuestión de fe. Pero resulta que cada vez que abro un periódico, enciendo la tele o paseo por una calle alguien encuentra, busca, habla de Pokémon Go. Y para entendernos peor, Nintendo cae en bolsa un porcentaje elevado porque confiesa que el éxito fulgurante de esa aplicación no va a ser sostenible y en breve se acabará la fiebre actual. Los jóvenes nos explicaron a los adultos en qué consistía el juego y confieso que no lo acabo de entender, pero como he visto que han encontrado gente buscándolos en cuartelillo de la Benemérita, que en las cafeterías de los centros comerciales suelen ser lugares de concentración de estos iconos virtuales, que se han visto memes en todas las redes de varios políticos o famosos sin acta de diputado, quizás sea, de momento, la típica serpiente de verano que ayuda a rellenar los noticiarios y que entretienen a los más propensos a desperdigar la mirada. Porque además de la sesión continua de incompetencia política en Madrid, la incesante violencia en Alemania, la falsa tensión creada con el mercado de fichajes futboleros, resulta que hay una encuesta que dice que Donald Trump adelanta en los sondeos de opinión en cinco puntos a Hillary Clinton. Si se miran los canales informativos de USA, no existe nada más en la escala informativa que estas convenciones, la republicana ya acabada y la que se inicia estos días de los Demócratas. ¿Cuántos Pokémons habrán cazado en esos actos con tantas banderas y discursos de apología de la intolerancia? El factor naranja puede ganar.