Mikel CHAMIZO
Música contemporánea

Mil caras de la nueva música para percusión

La del lunes en el Ciclo de Música Contemporánea fue una de esas ocasiones que crean afición por el descubrimiento, algo no muy habitual entre un público, el clásico, muy acomodado a escuchar siempre el mismo puñado de obras del pasado. El percusionista valenciano Miquel Bernat acertó con un programa muy equilibrado en sus componentes, con seis obras de estéticas muy diversas pero todas de gran calidad, instrumentos y técnicas muy variados, un seductor empleo de la electrónica y, como extra, una cuidada presentación visual. Si a este planteamiento inteligente le sumamos el despliegue de energía y la gran talla interpretativa de Bernat, el resultado fue un público entusiasmado que terminó silbando y obligándole a salir cinco veces a saludar. Lo nunca visto en unos conciertos en los que, casi siempre, hay parte del público que desierta durante el descanso.

Lo curioso es que las obras no eran fáciles. “Vibrazoyd”, de José Manuel López López, es una exigente exploración evolutiva del espectro del vibráfono durante 17 minutos, pero el sutil universo tímbrico construido a través de los seis altavoces resultó hipnótico. “Hi-hat and me” fue una enérgica y humorística obra para hi-hat y la voz del percusionista, que imita al hi-hat a la manera de un beat box. La primera parte del recital la cerró la explosiva “Scratch data” de Raphaël Cendo, que investiga el fallo digital con una electrónica que recoge sonidos de discos duros, CDs rallados o errores de sistema de computadoras.

La segunda mitad del espectáculo comenzó con el estreno de “...como la mar” del joven compositor vasco Jagoba Astiazaran. Una pieza para vibráfono solo de carácter contemplativo pero surcada momentáneamente por la amenaza de un mar bravo. El planteamiento, que transitaba mucho más allá del simple impresionismo, destacó por la riqueza de texturas tímbricas y vibraciones diferenciales que extrajo del vibráfono. La sorpresa de la velada fue “Aphasia” de Mark Applebaum, una visual propuesta en la que el percusionista, que no toca ningun insrumento, debe sincronizar sus gestos corporales con una vertiginosa sucesión de sonidos electrónicos. La velada finalizó con la espectácular “Points critiques” de Horacio Vaggione, para caja y electrónica, en la que la luz jugó un papel muy destacado.