-Tú, ¿qué edad tienes?

-Dieciocho años.

-Pues con dieciocho años, a Johan Cruyff se le habla de usted.

(Diálogo entre Cruyff y Valdano dentro de la cancha)

Diego Javier Llorente Ríos –23 años– respiró profundo cuando el Athletic se quedó con diez jugadores. Canterano merengue, el joven central llegó este verano a la Costa del Sol con la vitola de haber sido preseleccionado por Vicente del Bosque para la Eurocopa tras su campaña en el descendido Rayo. Este domingo en La Rosaleda le tocó en suerte –la mala– lidiar con Aritz Aduriz y el donostiarra le regaló durante, sobre todo, la primera media hora, un cursillo acelerado sobre lo que es tener que marcar a un delantero con escamas cuando tú estás en plena efeverescencia futbolística. Un ‘9’ al que a estas alturas cualquier rival debería tratar de usted, aunque solo sea porque tras Puskas (156), Di Stéfano (151), Hugo Sánchez (95), Quini (92) y Gorostiza (86), Aduriz es con 80 dianas el mejor goleador de la historia de Primera División una vez cumplidos los 30 años.

Apenas se llevaban tres minutos de juego cuando el pase perpendicular de De Marcos a la espalda de la defensa malacitana, lo domesticó el ‘zorro’ del Antiguo, como buen ariete se trabajó el espacio con su cuerpo y con la naturalidad de quien se prepara el desayuno cada día batió raso a Kameni. Y a todo esto, Diego Llorente viendo pasar la jugada delante de sus ojos. No solo eso. El goleador rojiblanco iba a firmar en los minutos posteriores un recital de controles, giros y balones ganados ante una zaga albiazul contemplativa. Por suerte para ella, el Athletic bajó enteros en ataque tras la expulsión de Balenziaga y con ello la presencia incordiante de un Aduriz que fue cambiado en el minuto 60 a causa de las molestias musculares que ya venía arrastrando durante la semana. Eso sí, el bueno de Diego Llorente ni siquiera había vuelto de vestuarios tras el descanso.

El conjunto de Ernesto Valverde ha cerrado este primer tramo liguero con buen sabor de boca, por esa racha de victorias truncada en Málaga pero también con algunas excelentes noticias en el plano individual. A las irrupciones de Kepa o Yeray, el buen tono del manómetro Beñat, o de Balenziaga, incluso la mejora del nivel que van cogiendo De Marcos o Laporte, la mejor buena nueva sin duda es la de que Aduriz, un año más mayor, sigue por donde lo dejó hace unos meses.

Cuatro goles en sus últimos cuatro partidos ligueros –a la espera de en qué deriven sus molestias musculares– parecen el mejor argumento para un Athletic necesitado ahora más que nunca de la mejor versión de su hombre-gol. Y por lo que se ve, el donostiarra no ha perdido un ápice de su olfato.

Tras Iraragorri y Gainza

La pasada campaña fue de sobresaliente para el ‘20’ rojiblanco. Una leyenda que se acrecienta al contemplar sus números pasada esa treintena. Con el de La Rosaleda suma 134 dianas en Primera División; de ellas, 80 son una vez superados los treinta años, lo que le codea como hemos visto con nombres históricos de la Liga. Es más, con este último tanto ha superado a toda una referencia como Ismael Urzaiz como tercer goleador más viejo con el Athletic en la competición liguera. Aduriz ha anotado con 35 años y 234 días, superando por dos fechas al navarro. Ahora, su reto sería seguir haciendo goles por encima de los 36 años y 298 días en que lo hizo por última vez todo un mito en rojo y blanco como ‘Piru’ Gainza, aunque antes tiene a tiro al gran Iraragorri, que lo firmó con 36 velas y 215 días.

Dicen que nada ahonda más en la depresión de un equipo que el no generar ocasiones. Por suerte, a este Athletic, como ha dicho Valverde «le veo con buena relación con el gol y eso tranquiliza. A veces no tenemos mucho juego, pero lo paliamos con nuestra pegada». Y ahí, ‘don’ Aduriz sigue dejando claro que hay que tratarle de ‘usted’ y no por sus 35 años.

A 45 años del debut de Víctor Marro

Este lunes se cumplieron 45 años del debut con el Athletic de uno de los muchos guardametas rojiblancos que estuvieron bajo la alargada sombra de ‘El Chopo’. Hablamos de Víctor Marro, el arquero de Balmaseda que llegó a Lezama en 1966 hasta que en 1971 dio salto al primer equipo, cesión mediante en el Burgos. Debutó un 3 de noviembre en San Mamés con un 4-0 al Celta. A partir de ahí, tan solo 24 apariciones más en Primera hasta 1975, año en que ‘emigra’ al Valencia un par de temporadas hasta finalizar su carrera deportiva en Osasuna, su último curso de nuevo en la máxima categoría en 1981. En ninguno de los dos equipos alcanzó la titularidad que Iribar le había cerrado ya en el Athletic.J.V.