Raimundo Fitero
DE REOJO

Efectos

Para qué vamos a intentar seguir el correlato de la causa y el efecto. Estamos en otra época del pensamiento o de su ausencia. Ahora los hechos no tienen ninguna importancia, lo que realmente importa es cómo se cuentan. Cómo se manipulan. Los sucesos aparecen y desaparecen, no tienen pasado y su futuro está coagulado por la consigna del poder dominante: la mentira. Donald Trump, a mi entender, es un monaguillo de una iglesia de la tontuna y el rebuzno como tesis doctoral. Comparas a Trump con Felipe González y le notas que le falta un hervor para llegarle a la suela de su bota militar del cinismo y de su capacidad para desestabilizar.

Por lo tanto, si juntas a esa pareja de trileros políticos y viejos falangistas que forman Felipe González y Juan Luis Cebrián, los metes en una universidad a proclamar los valores de la abstención y si nadie protesta por su presencia es que se trata de un día no lectivo. Pero sucedió en lectivo y aparecieron jóvenes airados a protestar y a decirles lo que pensaban a sus caras. Sí, los llamaron fascistas. Y podrían llamarles cosas peores que están en su hoja de servicios. Mister X y su encubridor principal. Por ejemplo.

Lo que sucedió, sucedió, lo que se ha manipulado de lo que sucedió es guerra sucia, la de siempre, la que no ha cesado. Los más coquetos, como Iñaki Gabilondo, tan felipista él, que ha unido en su homilía en la radio de Cebrián lo de la universidad, que lo identifican con Podemos sin más, lo de Alsasua, que lo identifica con ETA porque toca, y lo de Catalunya, que lo identifica con… Bueno lo identifica porque lo pone en los argumentarios del PPSOE. Y sueltan discursos cavernarios, que nos colocan ante una vuelta atrás, y aquí sí podemos ver la causa y su efecto. El Tribunal Constitucional, ojo, ha anulado la prohibición de corridas de toros del Parlament de Catalunya. ¿Quién da más?