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COLONIA

Marchas de kurdos en Europa contra la «dictadura de Erdogan»

Unos 6.500 kurdos marcharon ayer por el centro de Colonia para protestar contra la política del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mientras en otras ciudades europeas también se manifestaban contra la situación que padece Kurdistán Norte, «en el umbral de una guerra civil». La protesta fue convocada a raíz de la detención de doce diputados del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), entre ellos los líderes de esta formación de izquierda.

Muchos de los manifestantes que salieron a la calle en Colonia portaban banderas con la imagen de Abdullah Öçalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado organización terrorista por Turquía, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. Cumple cadena perpetua en una prisión turca. Los asistentes llamaron a presentar resistencia contra Erdogan y acusaron a los políticos alemanes de apoyar en Turquía un régimen terrorista y dictatorial. Durante la manifestación se oyeron eslóganes como «Terrorista Erdogan» y «Erdogan fascista» y pudieron verse pancartas con mensajes como «Fin a la dictadura de Erdogan».

La Policía alemana, presente con un despliegue de varios centenares de agentes, interpuso tres denuncias: dos por mostrar símbolos prohibidos del PKK y otra por insultos.

Dersim Dagdeviren, portavoz de la asociación Nav-Dem, coorganizadora de la protesta y considerada por los servicios secretos alemanes como una asociación que agrupa a colectivos próximos al PKK, exigió sanciones políticas contra el «régimen de Turquía»: «Me parece muy peligroso que, con Erdogan, ahora una dictadura proporcione uno de los ejércitos más grandes a la OTAN».

Berlín, «corresponsable»

Bernd Riexinger, copresidente del partido político alemán Die Linke, reclamó en su discurso poner fin a las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE, al tiempo que exigió la inmediata liberación de los políticos prokurdos detenidos. «Erdogan se dirige hacia una dictadura», advirtió, y señaló que el Gobierno alemán es corresponsable de ello por negarse a ejercer más presión sobre el presidente turco que echó por tierra el incipiente proceso de paz kurdo.

También en otras ciudades alemanas se llevaron a cabo manifestaciones para protestar por las políticas de Erdogan. En Stuttgart se congregaron alrededor de 2.000 manifestantes; en Karlsruhe, unos 250; y en Hamburgo, varios centenares. Por lo que respecta a las protestas que tuvieron lugar fuera del territorio alemán, unos 2.000 manifestantes recorrieron el centro de París con mensajes contra Erdogan y contra la hipocresía de los gobernantes europeos: «Turquía bombardea, Europa permanece en silencio». Las ciudades de Rennes y Marsella también acogieron marchas, así como Bruselas y Atenas.

Gases lacrimógenos para frenar la protesta en Estambul

Las fuerzas policiales turcas emplearon ayer cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a una multitud concentrada en Estambul para protestar contra las recientes detenciones de la plana mayor del medio “Cumhuriyet”, contrario al Gobierno turco. La protesta tuvo lugar tras las detenciones no solo de los periodistas, sino de los diputados del opositor partido prokurdo HDP, entre ellos su líder, Selahatin Demirtas. La dispersión se produjo concretamente en el barrio de Sisli, donde se habían concentrado unidades antidisturbios y helicópteros.

La creciente represión en Turquía proseguía ayer con la detención de nueve responsables y periodistas del principal diario de oposición, después del arresto de responsables políticos prokurdos y de un atentado reivindicado por el ISIS. Entre las nueve personas detenidas oficialmente ayer figuran el redactor-jefe de “Cumhuriyet”, Murat Sabuncu, el editorialista Kadri Gursel y el dibujante Musa Kart. Los nueve integrantes del diario detenidos fueron acusados de estar vinculados a los rebeldes kurdos y al fallido golpe de Estado del 15 de julio pasado, urdido según las autoridades por el movimiento del predicador Fethulá Gulen. “Cumhuriyet” aseguró tras las detenciones que luchará «hasta el final» en un país donde la prensa ha sido particularmente maltratada tras el golpe fallido.GARA