Raimundo Fitero
DE REOJO

Trepidante

Escuchar la palabra trepidante relacionado con el nuevo gobierno de Rajoy solamente puede ser efecto del magnífico sustrato alcaloide del que disponen los miembros parlantes de la tropa de Albert por España. Lo ha dicho un tal Girauta, un hombre que es un catálogo de pensamientos variados, desde el independentismo catalán con coqueteos con la extrema izquierda a ese lugar de la nada actual, Ciudadanos, pasando, claro está por el PP. Coherencia trepidante. ¿O sería mejor decir trepidante coherencia? No hay forma de deslindar los acontecimientos con la casualidad, con la oportunidad más tosca, porque no me dirán que la cesión del ministerio de Interior de Fernández Díaz al exalcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido se haga con la entrega de  una cartera charolada y una detención de una nueva supuesta cúpula de ETA, no es un regalo fantástico. Zoido es conocido por haber sido juez y por haber casado a Frank Rivera. ¿Nada más? Suficiente. Como el chiste que significa el nombramiento De Cospedal en Defensa. Su discurso en la toma de posesión es como para asustarse.

No obstante, trepidante no será, pero simpático y de aparente talante conciliador y colaborativo con los periodistas es el nuevo portavoz del gobierno, Iñigo Méndez de Vigo. Un aristócrata de buenísima cuna, que sigue en su tri-ministerio de Educación, Cultura y Deportes.  Nada menos. ¿Y qué será de Soraya? Le han quitado un escaparate semanal. Pero es la única vicepresidenta que no se sabe exactamente bien qué significa, pero que se convierte en presidenta cuando el Jefe sale de territorio español. No se sabe si Soraya es de Guindos o de Montoro. Que siguen ambos. Este es el Gobierno del cambio. De la casa de cambios. Del corto y cambio. Todo va a ser muy trepidante. Tanto como las retransmisiones en directo de partidas de billar.