Mikel INSAUSTI
MAREA NEGRA

El coste humano de un desastre ecológico

En los mentideros de Hollywood ya se da por seguro que “Marea negra” va a acaparar un gran número de candidaturas a los Óscar en el apartado técnico, porque sus imágenes de las explosiones de la plataforma petrolífera son espectaculares, tanto que hasta puede que Peter Berg se alargue demasiado en algunas secuencias de acción en llamas, recreándose a placer. Hay momentos realmente sobrecogedores, de un gran realismo, y que sin duda harán que a más de uno se le atraganten las palomitas. El susto que provoca el inesperado momento en que un pelícano cubierto de petróleo impacta contra el cristal de la cabina de control es tremendo, y así se suceden otros muchos que te mantienen en vilo durante toda la segunda parte en la que se recrean los incendiarios sucesos. Como película de catástrofes no se le puede poner ningún pero.

Pero en lo personal he disfrutado de la película gracias a la presencia de Kurt Russell, actor curtido donde los haya, y que clava el papel del capataz honesto y comprometido con sus trabajadores, a los que defiende a muerte hasta el final. La lectura política que se puede hacer de “Marea negra” es que es una película en la línea del cine de Oliver Stone, por la forma en que mezcla denuncia y patriotismo. Los operarios son los héroes cotidianos que se enfrentan a los intereses de la multinacional energética British Petroleum, de la que ejerce como representante en la ficción John Malkovich. Éste fuerza la máquina porque la perforación va con retraso y se acumulan las pérdidas, provocando con su negligencia el gravísimo accidente de 2010.

“Marea negra” rinde homenaje a los once trabajadores que perdieron la vida lejos de sus familias, y a los que la prensa de su país olvidó debido a la gran magnitud del desastre ecológico, pues se vertieron 750 millones de litros de crudo en las aguas del Golfo de México.