Víctor ESQUIROL
CRÍTICA «La chica desconocida»

El despertar de la conciencia

E l cine de Jean-Pierre y Luc Dardenne sigue a lo suyo. Eso sí, en “La chica desconocida”, tenemos el bonus de un punto de partida de lo más atractivo: una joven médico de cabecera verá trastocada su rutina por la muerte de una persona con la que no tenía relación alguna y a la que por amargas casualidades de la vida, le negó una ayuda que luego se descubriría como literalmente vital. El resto de la historia, corre a cargo de ese tan nuestro (y tan aletargado) sentimiento de culpa. La película en cuestión se presentó, por cierto, en el Festival de Cannes, presunto puesto de vanguardia del séptimo arte... aunque en el fondo sabíamos y sabemos que a estas alturas, pocos cambios pueden esperarse en las propuestas de estos hermanos belgas. En esta ocasión, las novedades, es decir, lo más interesante, están sobre el papel, y es que la película se descubre como un –inesperado– coqueteo genérico. Como una especie de investigación policial que nos llevará, en última instancia, al punto donde nos llevan todos los caminos “dardennescos”. Al retrato / denuncia social; a cómo apartamos la vista ante los dramas que, por proximidad y gravedad, más atención deberíamos prestar.

El problema es que probando suerte en el thriller detectivesco, estos cineastas entran en territorios casi inexplorados, y ahí se les atrofia el sentido de la orientación. Las lagunas en el texto (una constante con los Dardenne), aquí a veces se convierten en obstáculos insalvables. Además, la estrella de la función, Adèle Haenel, rinde muy por debajo de las expectativas que levanta, lo que hace que al producto se le vean las costuras con demasiada facilidad. Las buenas noticias están donde siempre, en la nitidez con que nos llega el mensaje; en cómo éste consigue calar. En cómo a partir de lo cercano (un personaje con el que es fácil identificarse) se reivindica aquello que no lo es... pero debería (la crisis humana migratoria, sí).