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PYONGYANg-TOKIO

Alerta por una posible nueva prueba nuclear o balística de Pyongyang

Mientras centenares de turistas y periodistas llegan a Corea del Norte para las celebraciones del fin de semana, la posibilidad de que Pyongyang realice una nueva prueba nuclear coincidiendo con ellas aumentó más la tensión. Japón alertó de que Pyongyang podría lanzar misiles con armas químicas, buscando fijar un paralelismo con Siria.

Corea del Norte celebra mañana el 105 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del país y abuelo del actual líder, una fecha conocida como el Día del Sol y que podría ser aprovechada por el régimen norcoreano para realizar una nueva demostración de fuerza. Coincidi- ría, además, con los cinco años en el poder del actual líder, Kim Jong-un, y los 85 años del establecimiento del Ejército Popular, que se conmemora el día 25.

Fotografías tomadas por satélite el miércoles mostrarían que la base nuclear norcoreana de Punggye estaría «preparada y lista» para una nueva prueba, aseguraba ayer el portal especializado en Corea del Norte 38 North. Las imágenes evidenciarían «persistente actividad en el portal norte (donde se realizaron las últimas pruebas), nueva actividad en la zona administrativa principal y personal congregado en el centro de mando».

Los expertos llevan semanas alertando de la actividad en Punggye y temen que Corea del Norte realice pronto su sexta prueba nuclear, especialmente por la cercanía de importantes efemérides. Lo hizo en 2012 lanzando al espacio un cohete para poner en órbita un satélite.

Este año los festejos coinciden con un momento de enorme tensión después de que EEUU respondiera a los últimos lanzamientos de misiles de Pyong- yang con el envío de un portaviones nuclear a la zona.

Tras su llegada a la Casa Blanca en enero, Donald Trump dijo que cambiará la estrategia para terminar con el programa armamentístico norcoreano. Ha insinuado incluso la posibilidad de realizar un ataque preventivo sobre Corea del Norte y el bombardeo contra una base aérea en Siria y el lanzamiento de la «madre de todas las bombas» en Afganistán parecen ser una advertencia. Ayer, ante la alerta por la inminencia de una posible nueva prueba de misiles, Trump insistió en que EEUU se hará cargo del «problema» si China no aumenta su presión.

Pekín subrayó que la fuerza militar no podrá resolver la situación actual en la península de Corea, y dijo confiar en que haya una oportunidad para retomar el diálogo.

Mientras, Seúl garantizó que «sin consultarnos» EEUU no actuará por su cuenta para resolver ese conflicto ante la hipótesis de que podría ejecutar un ataque preventivo.

En este ambiente de tensión, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que ha cerrado filas con Trump, señaló que Corea del Norte podría tener la capacidad de lanzar misiles equipados con armas químicas y trazó paralelismos los regímenes norcoreano y sirio. Aseguró que Pyongyang «podría ser capaz de lanzar un misil con gas sarín» y destacó que es «una nueva fase de la amenaza» que se suma al programa nuclear norcoreano.

Por su parte, el líder norcoreano decidió mandar otro mensaje a la comunidad internacional y convocó a la prensa extranjera a primera hora de la mañana para que fuera testigo de la inauguración ayer de un nuevo barrio de rascacielos en Pyongyang, el enésimo proyecto de renovación urbana de la capital desde que Kim llegó al poder, todo un desafío a las sanciones económicas internacionales, que no han conseguido evitar la renovación de la ciudad.

Trump se desdice de sus críticas a China y a la OTAN

El presidente de EEUU, Donald Trump, dijo el miércoles que su Gobierno no calificará a China como manipulador de divisas, en un cambio de postura respecto a su promesa de campaña, incluso pese a que afirmó que el dólar se está fortaleciendo demasiado y que podría perjudicar a la economía. Su giro discursivo estaría en sintonía con un cambio en la política arancelaria que anunciara también en campaña. Se desdijo asimismo de sus fuertes críticas a la OTAN al reafirmar el compromiso de su país con la Alianza al recibir en la Casa Blanca a su secretario general, Jens Stoltenberg.GARA