EFE-GARA
RALLY DAKAR 2018

Arranca en Lima una de las ediciones más complicadas

La 40ª edición deberá sortear dunas, la altitud y la complicada orografía.

El rally Dakar arranca hoy mismo su 40ª edición, la décima en Sudamérica y a priori una de las más duras de los últimos años por su dificultad, con cinco días de dunas en Perú, otros cinco a más de 3.000 metros de altitud en Bolivia y cinco más en el calor de Argentina y su complicada orografía. Serán tres partes muy distintas cuyas condiciones extremas pondrán a prueba hasta el límite la resistencia de los 525 participantes inscritos para competir a lo largo de cerca de 9.000 kilómetros, más de la mitad de ellos cronometrados.

Del podio de partida saldrán 337 vehículos, de los cuales 140 son motos –entre ellos el vizcaino Txomin Arana, que regresa tras su ausencia el año pasado y correrá por cuarta vez el Dakar–, 105 coches, unos 50 quads, 42 camiones y 14 vehículos utilitarios todoterreno (UTV), categoría creada recientemente.

Una vez dejen atrás la capital Lima, se adentrarán en el mar de pronunciadas dunas que se extienden por la costa peruana que baña el océano Pacífico, cuya arena fina del desierto de Paracas será toda una pesadilla para todos los corredores por el riesgo de quedarse varados.

Después de pasar por las líneas de Nazca y la localidad de Arequipa, rodeada de volcanes, subirán al altiplano boliviano, donde el frío y la altura, con tramos de hasta 4.800 metros sobre el nivel del mar, seguirán desafiando la capacidad de los pilotos y de sus máquinas, pues habrá una etapa maratón para todos los corredores, sin asistencia de ningún tipo, tras el día de descanso previsto en La Paz.

Peugeot y su «dream team»

La prueba de fuego llegará en Argentina, con la famosa etapa de Súper Fiambalá, uno de los escenarios ya míticos del Dakar desde que llegó a Sudamérica, donde habrá otra etapa maratón solo para motos y quads. Allí el calor, las pistas rápidas, la arena y los numerosos ríos y barrancos a sortear en su retorcida orografía decidirán quién se sube a lo más alto del podio en la meta de Córdoba (Argentina).

En coches, los grandes favoritos son nuevamente los cuatro pilotos de la marca francesa Peugeot, que este año correrá su último Dakar y quiere despedirse por lo alto con su tercer título consecutivo y un pleno en el podio como el logrado en 2017.

Para ello dispondrá de su autodenominado ‘dream team’, compuesto por Stéphane Peterhansel, ganador en los dos últimos años y acreedor de trece triunfos, seis de ellos en motos y siete en coches; Sébastien Loeb, nueve veces campeón del mundo de rallys; Cyril Despres, cinco veces ganador del Dakar en motos; y el español Carlos Sainz, una vez ganador del Dakar y dos del mundial de rallys.

Sainz, vencedor del rally en 2010, busca resarcirse en su último Dakar con Peugeot de los cinco abandonos consecutivos que ha tenido en los años precedentes, algunos de ellos cuando luchaba por el triunfo final.

Solo un cambio en la reglamentación introducido este año, que equipara el peso de los coches de tracción simple con los de tracción integral puede hacer peligrar la hegemonía de Peugeot y abre el podio a pilotos como el catalán Nani Roma (Mini), el qatarí Nasser Al-Attiyah y el sudafricano Giniel De Villiers, ambos con Toyota.

Las motos se anticipa como una categoría más abierta, pues si bien parten como favoritos el británico Sam Sunderland, vigente campeón, y el australiano Toby Price, ganador en 2016, hay un amplio ramillete de pilotos al acecho, como el austríaco Matthias Walkner, el castellonense Joan Barreda, el argentino Franco Caimi y el chileno Pablo Quintanilla, entre otros. Con la aspiración de estar al menos entre las primeras quince posiciones de la general estará la motociclista catalana Laia Sanz, que a bordo de una KTM pretende además sumar su octavo Dakar consecutivo completado.

Todos los corredores, ya sea de coches, motos o de otras categorías, coinciden en destacar la particular dureza de esta edición del Dakar, por lo que el espectáculo está servido.