EDITORIALA
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Sánchez, una opción para que Urkullu tire del carro

Durante los años de gobierno de Mariano Rajoy, el lehendakari de la CAV, Iñigo Urkullu, optó por una política de mano tendida que suponía renunciar a un liderazgo ante Madrid. Si bien en varias ocasiones su entorno y él mismo vaticinaron que ello daría frutos, el abrupto final de la era Rajoy desnuda la realidad: PP y PNV han logrado algunos pactos, mucho más en clave de partido(s) que de país(es), pero en las dos cuestiones cruciales –autogobierno y presos– Rajoy solo mordió esa mano amiga.

La inesperada ascensión de Pedro Sánchez a Moncloa ha abierto a Euskal Herria una mínima ventana de oportunidad, o al menos de aire fresco. Y da a Urkullu una nueva opción de mostrar el liderazgo que se supone a su cargo. El inquilino de La Moncloa le hizo un guiño regalándole ayer la primera reunión con un presidente autonómico. En la comparecencia posterior, el inquilino de Ajuria Enea denotó cierto seguidismo, el mismo «dejar hacer» con el que no movió un ápice a Rajoy, aunque desde Lakua se remarca que sí toma la iniciativa con los dos planes trasladados a su homólogo español. Veremos. De momento, el anuncio de sendos grupos de trabajo no presupone nada; en política es sabido que cuando alguien no quiere afrontar un problema, lo relega a una comisión de estudio.

De momento, Sánchez suma estabilidad y gana tiempo. En autogobierno, Urkullu le regala más munición contra el independentismo catalán al subrayar que su apuesta «no es de ruptura, sino de convivencia». Y en política carcelaria, mucho más urgente humanitariamente, evita apremiar soluciones para miles de ciudadanos vascos (presos y familiares) machacados cada fin de semana por el alejamiento. El lehendakari está ante otra oportunidad, inmejorable, de tirar del carro de su país, pero no debe asumir dilaciones ni quedarse en medias tintas. Quizás la era Sánchez, de momento una legislatura corta y precaria, sea un mero paréntesis histórico, un espejismo veraniego.