EDITORIALA
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La seguridad cada vez más al margen de la ley

La intervención contra unos manifestantes el Primero de Mayo del jefe de seguridad del presidente Emmanuel Macron ha abierto una importante crisis política en el Estado francés. La actuación violenta y fuera de lugar del ahora despedido jefe de seguridad, Alexandre Benalla, ha provocado la apertura de una investigación por varios cargos, entre ellos, el de agresión. La reacción benevolente del Elíseo ante un hecho grave ha desatado la indignación de la sociedad. La ausencia de explicaciones posteriores ha enervado a la oposición y a la opinión pública y la reacción final despidiendo al jefe de seguridad no ha sido suficiente para impedir que Los Republicanos planteen una moción de censura contra el Gobierno.

En este contexto de tensión entre el Gobierno y la oposición, el presidente francés ha terminado por asumir toda la responsabilidad sobre la gestión política del caso. Y lo ha hecho queriendo enviar un mensaje claro a la sociedad, al afirmar que nadie en su gabinete ha estado nunca por encima de las leyes de la República. Una manifestación rotunda que no encaja con los hechos conocidos en este caso, ni con el afán con el que se ha tratado primero de ocultar lo ocurrido y de minimizarlo, después. Lo más preocupante es que detrás de este tipo de actuaciones que bordean, cuando no vulneran directamente la ley, se encuentran cada vez más a menudo miembros de las fuerzas de seguridad, que parecen haberse erigido en justicieros por encima y al margen de jueces y leyes.

Y no solamente ocurre en el Estado francés; en el Estado español son cada vez más las denuncias contra miembros de los cuerpos policiales involucrados en la persecución de la disidencia política, al margen de sus obligaciones laborales. La diferencia es que mientras en el Estado francés estas actuaciones terminan teniendo algunos efectos políticos, en el español estos asuntos se ocultan y suelen terminar sin mayores consecuencias. Desgraciadamente, en todas partes parece que el imperio de la ley se está trastocando rápidamente en el imperio de la razón securitaria.