No empezó bien la primera jornada del año para el Ibex, que se fue por debajo de los 8.400 puntos nada más abrirse las negociaciones. Más tarde, recuperó el pulso y terminó consolidando el nivel de los 8.500 puntos apoyado en la mejoría de Wall Street tras una apertura negativa.

El panorama macroeconómico no deja de complicarse. Los datos que anticipan, al menos, una desaceleración global siguen aumentado. Ayer era China la que metía miedo al bajar en diciembre hasta los 49,7 puntos en el índice Caixin de actividad manufacturera. Desde mayo de 2017 nunca había perdido el nivel de los 50 puntos, una línea que separa la contracción y la expansión económica. Por su parte, el petróleo, otra referencia para anticipar la pérdida de dinamismo de las economías, sigue sin despegar y, tras cerrar en mínimos de 16 meses en 2018, está lejos de los 85 dólares alcanzados en octubre. El tipo Brent cotizaba ayer por debajo de los 55 dólares. El nuevo ajuste de producción aprobado por la OPEP no tiene, de momento, un impacto manifiesto en el precio.

El Ibex estrenó el año con un avance del 0,12%, hasta los 8.550 puntos. En el resto de Europa, Fráncfort (-0,87%) y París (-0,87%) terminaron en rojo, mientras que Londres (+0,04%) pudo esquivar la caída. En Wall Street, los índices principales se movían en zona de pérdidas media hora después del cierre en Europa.

Dentro del Ibex, los bancos se vieron presionados por la toma de control de Banca Carige por parte del BCE. Los peores fueron Bankia y Caixabank, con pérdidas superiores al 1%. En cambio, BBVA (+0,60%) y Santander (+0,11%) terminaron en verde. Los mejores fueron Siemens Gamesa (+3,05%) y Mediaset (+1,79%), frente a IAG (-3,41%), el más castigado de la sesión.