Fermin MUNARRIZ

INGENIO ALTRUISTA ANTE LA FALTA DE MATERIAL SANITARIO

Cerca de mil impresoras 3D trabajan en este momento en hogares particulares y empresas de Hego Euskal Herria para fabricar pantallas protectoras del rostro para el personal sanitario. Son un colectivo ciudadano articulado en las redes sociales con patentes libres. El ingenio también es solidario.

Se conocen con el término inglés “makers” y son la expresión de la cultura del «hazlo tú mismo», pero con las nuevas tecnologías: los “manitas” de siempre, capaces ahora de fabricar instrumentos sirviéndose de la informática, la electrónica, la robótica o la impresión 3D... Ahora, al servicio de una emergencia colectiva.

El detonante fue la carencia de medios materiales que se advertía en muchos hospitales de la península; faltaban mascarillas, batas, protectores, respiradores pulmonares... Las inquietantes denuncias de los sanitarios activaron así a una comunidad habituada a las redes sociales y las soluciones imaginativas.

En Hego Euskal Herria, dos plataformas dieron cuerpo a la iniciativa: Covid Euskadi y Ayuda Makers Navarra. Eneko Astorkiza, coordinador en Bizkaia de la primera, apunta «el crecimiento exponencial» en apenas una semana. Hoy son al menos 1.400 voluntarios en la CAV (ingenieros, diseñadores, informáticos, impresores 3D, estudiantes...) y más de 400 impresoras trabajando a ritmo endiablado para el proyecto más inmediato: fabricar en impresoras 3D viseras protectoras del rostro para evitar el contagio del personal sanitario que está en contacto con enfermos. Consiste en una sencilla media corona de termoplástico y una pantalla de PVC por encima de cara y mascarilla.

Donaciones de material

Cada “fabricante” pone la materia y la energía de su bolsillo; por ello piden aportación de materiales (nunca económicas). Las donaciones se coordinan en la web de la plataforma y se realizan a través de la DYA, que recoge a domicilio, lo reconduce al centro, lo esteriliza y lo reparte en núcleos sanitarios.

No es la única colaboración. Iker Martínez, coordinador de Araba, apunta que «estamos en contacto con Osakidetza y la Ertzaintza para coordinar y hacer las entregas». Y la validación oficial. Covid Euskadi entregó la pasada semana las primeras 200 viseras a los hospitales de Txagorritxu y Galdakao, y prevé donar esta semana más de 2.000.

La iniciativa ciudadana ha tenido eco en las instituciones. El Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco encargó el viernes al Centro de Investigación en Formación Profesional Tknika un suministro de pantallas protectoras de cara. La entidad se ha valido de prototipos diseñados por Covid Euskadi, ha testado ya tres modelos en el hospital de Urduliz y se dispone a fabricar 600 viseras diarias.

Estas actuaciones son posibles, precisamente, porque uno de los principios inspiradores de la plataforma es compartir sus conocimientos de manera altruista. Es decir, los “makers” generan documentación en código abierto con licencias replicables por cualquier persona (una patente abierta), que permite fabricar a bajo coste y en tiempo récord.

Juan Feligreras es el coordinador de Ayuda Makers Navarra. Aquí la implicación ha saltado a nuevos ámbitos. Hay más de 400 personas en la plataforma, pero el número de impresoras supera las 500, y es porque se han comprometido también empresas como BQ, Volkswagen, Innovaland... «Además de Osasunbidea –explica–, estamos en comunicación directa con los colegios de Médicos y de Enfermería para coordinar los puntos de entrega, desinfección». Por el momento ya han entregado más de 500 viseras, pero prevén una multiplicación inmediata.

Respiradores pulmonares

Las pantallas faciales son el producto más replicado de los “makers” del coronavirus, pero no solo trabajan en ello. Existen grupos de exploración de soluciones para nuevas mascarillas, soluciones para no exponerse al contacto en focos de contagio, softwares, aplicaciones telefónicas, etc., pero quizás el proyecto estrella es la manufactura de un respirador pulmonar homologable y de fabricación rápida, que es una de las urgencias más clamorosas de las UCI hospitalarias. Todos los países del mundo reclaman de los fabricantes oficiales estas piezas, que no dan abasto en ningún sistema sanitario, por lo que su fabricación de campaña es la solución alternativa de emergencia. Para hacerse una idea, un respirador pulmonar nuevo viene a costar en el mercado 15.000 euros; mediante la fabricación “maker” podrá hacerse por 100 euros, según Feligreras.

Por ello, los grupos de “makers” han creado ya sus prototipos y están a la espera de la orden de salida para fabricar las piezas que estén en sus manos, ya que los aparatos son complejos y necesitan también de técnicas de corte láser y componentes electrónicos. «En cuanto se reciba la confirmación de la homologación por las autoridades sanitarias –anuncia Astorkiza–, estamos preparados para replicar, pero en ese momento tendrán que entrar también empresas».