Leíamos hace unos días en este mismo periódico un reportaje de Iker Bizkarguenaga sobre el impacto que la expansión del coronavirus estaba teniendo en nuestro planeta. Se titulaba “La Tierra no necesita más virus, pero sí que le demos un respiro” y recogía la información enviada por los satélites desde el espacio, según la cual la cuarentena está disipando la polución perenne de nuestras ciudades. El dato no sorprendía –llevamos mucho tiempo oyendo hablar de ello–, pero sí impactaba verlo reflejado en imágenes. Por eso, aunque son muchísimos los libros que se han publicado sobre el tema, nos resistimos a dejar pasar este de la francesa Fred Vargas, un ensayo en el que nos insta a actuar para salvar la vida del planeta y asegurar la supervivencia de nuestra especie. En él encontramos la característica agudeza y accesibilidad de la creadora del intuitivo comisario Adamsberg. También, algo fundamental en este caso: la rigurosidad.

El origen de este trabajo se remonta a un breve texto sobre ecología que publicó hace diez años, sin imaginar que tendría una repercusión sin precedentes y se leería en la inauguración de la COP24. Entonces, decidió ampliarlo. El resultado es este ensayo de lo más «negro» en el que elabora un balance alarmante de los efectos de nuestra sociedad productivista sobre el planeta y nos apela a intervenir y abrir los ojos ante algo inminente, la Tercera Revolución –«que se diferencia notablemente de las dos primeras en que esta no la hemos decidido»–. Nos anima a implicarnos porque, según señala, el ultimátum de la madre naturaleza es claro: «O me salváis, o palmáis conmigo».