Raimundo Fitero
DE REOJO

¡Mambo!

A ritmo, uno, dos, hasta ocho y después gritamos ¡mambo! Danzando hasta que las mascarillas se derritan. En el reino de España, los fachas, franquistas, nazis y demás jauría crecen y se reproducen en aquellos lugares donde el porcentaje de ricos herederos del latrocinio franquista, las bases, cuarteles o escuelas de las fuerzas de seguridad del estado y del ejército son numerosas y el tejido social y político está desorientado por  la negligencia de los partidos llamandos de izquierdas, aunque su acción sea muy de derechas. Mucho.

Pongamos que hablo del partido zombi que saca y mete en las tinieblas un Pedro Sánchez que ha debido lidiar con una situación inesperada y que, en muchos asuntos ha actuado de manera correcta, aunque puede entenderse que influenciado por ese partido unipersonal con el que forman coalición. El factor Pablo Iglesias debe analizarse como corrector en algunos asuntos socio laborales de primer orden, pero no Podemos esperar mucho más recorrido. El acoso que está sufriendo este gobierno de coalición desde todos los frentes de las derechas más impresentables y de los divinos de una izquierda-caviar propensa a las componendas con los poderes fácticos, es bastante demoledor. Los medios de comunicación están perdiendo credibilidad a pasos agigantados, las cabeceras que se mantienen han sido colonizadas por los más fanáticos y agresivos miembros de las camadas negras, unos jóvenes licenciados en el insulto y el seguidismo de las consignas del movimiento golpista más obvio.

Vamos a bailar el mambo del antifascismo, sin matices, porque un fascista es un fascista. Y ahora están saliendo muchos de su madriguera. Mirad bien que están muy cerca. Y no hacen ninguna gracia. Tienen dinero, armas, iglesias y masas para conseguir sus objetivos. ¡Mambo!