Raul Bogajo
Iruñea
Entrevue
MIREN ASIAIN LORA
ILUSTRADORA

«Lo importante no es lo que se mira, sino la manera de mirar»

El premio Euskadi logrado con “Un millón de ostras” no es el primer reconocimiento para esta ilustradora iruindarra, pero asegura que le hace especial ilusión porque es un premio «en casa». En esta entrevista explica cómo encara el proceso creativo.

En “Un millón de Ostras”, álbum por el que Miren Asiain Lora ha recibido el premio Euskadi de ilustración, el escritor y geólogo Alex Nogués dice que Geología no sólo es la ciencia que estudia el origen, formación y evolución de la tierra. Logia proviene del griego –ciencia– pero también de Logos –palabra–, así que desde una definición más poética geólogo es quién entiende las palabras de Gea, la madre tierra. Más que una ilustradora, Miren es una dibujóloga, con una mirada reposada y sensible capaz de traducir esas palabras de la tierra y del paisaje en poesía y sensaciones de forma y color.

Ha sido seleccionada en la feria de Bologna, conseguió el premio Etxepare en 2012 y en 2015 el premio iberoamericano de ilustración. Ahora el premio Euskadi.

Me hace especial ilusión porque supone un reconocimiento en casa. Este premio supone también que voy a poder dedicar tiempo a proyectos propios. Tengo algún guión, alguna historia que estará más centrada en la imagen, apenas sin textos, pero seguro que será un álbum ilustrado propio.

¿Trabajar por encargo es un límite creativo?

No, para nada, de hecho ‘Un millón de Ostras’ es un encargo. El encargo tiene unos límites pero es un reto. Si siempre haces lo que te gusta, de alguna manera te acomodas, de esta forma dibujo cosas que en mi vida me hubiese imaginado que iba a hacer. Es un territorio para la experimentación y para aprender.

¿”Hara!” y el premio Etxepare fueron el comienzo de Miren Asiain Lora como ilustradora profesional?

“Hara!” más que un principio para dedicarme a la ilustración fue algo experimental para mí, una especie de juego de aprendizaje con diferentes técnicas. El premio Etxepare supuso el primer empujón para dedicarme a dibujar, algo que yo tenía claro en mi vida. Me presente al premio Iberoamericano cuando vivía en Buenos Aires en 2015. Fue ganar este premio y comenzar a recibir ofertas de diferentes editoriales, lo que me abrió definitivamente las puertas para dedicarme profesionalmente a la ilustración.

Hasta hace poco, cuando yo iba a una biblioteca o a una librería buscando un álbum ilustrado, tenía que hacerlo en la sección infantil.

Todavía no se reconoce como se debe la ilustración, o no se reconoce aquí como en otros países de Europa. Pero poco a poco el libro álbum se está convirtiendo en una especie de objeto fetiche, hay padres que los compran para sus hijos pero lo hacen porque les gusta a ellos. A mí me encanta la novela gráfica pero sigo sin ver que su lectura sea algo normalizado, como pasa con la novela. El premio a la mejor novela del año es el que ocupa los titulares. Pienso que si enseñasen en la escuela a leer con libro álbumes o con cómics infantiles se incentivaría el amor por la lectura. Yo tengo la suerte de recibir encargos de trabajo de fuera, con editoriales de aquí sería difícil poder vivir de la ilustración.

En su caso, ¿la ilustración está dirigida a un público infantil? Libros como “Versos de La Tierra”, el propio “Un millón de Ostras” o las ilustraciones que hace para la línea Barco de Vapor de la editorial SM así lo parecen.

Algunos están dirigidos a un público infantil por el tratamiento que se da al tema, pero la ilustración que hago, en general y aunque suene egoísta, la hago para mí.

El uso de perspectivas aplanadas, de colores suaves de líneas claras remiten a un estilo que se asocia con la ilustración infantil.

No pienso en años, es una manera fácil de expresar lo que quiero. Pienso en el público infantil cuando introduzco un montón de detalles porque sé que les encanta buscar y encontrar cosas como si fueran secretos. Pero el tratamiento de la perspectiva o el color son formas de expresar lo que siento, lo que a mí me sugiere el texto.

Los personajes apenas definidos en sus rasgos, esas diminutas figuras inmersas en el paisaje, ¿es una característica que define su estilo?

Se trata de una manera de mirar más que de un estilo. Creo que lo importante no es lo que se mira si no la manera de mirar. En cada una de las imágenes que genero dejo parte de mí, si no lo hiciese creo que mi trabajo no sería sincero. No me gusta cuando me definen como ‘la que hace personitas pequeñas’; hago eso y más cosas. Durante la adolescencia me pasaba horas dibujando retratos, intentando reflejar los detalles del rostro pero ahora cuando cuento algo siento que lo que estoy contando va más allá de la expresión de una cara. Siento que con todo lo que hay alrededor puedo contar muchísimo sin tener que meterme en descripciones minuciosas de los personajes. Mis personajes son muchas veces bocetos en los que cualquiera puede identificarse.

Personajes que parecen estar buscando algo oculto en el paisaje.

Son como guías para la lectura de la obra, a menudo hacen de puntos de información y sirven para guiar la mirada del observador. En ese ver a dónde te llevan está la composición. Trato de conseguir a la vez la necesidad de que al pasar la página sientas que tienes que volver a la página anterior, esa necesidad de visitar una página una y otra vez me encanta personalmente cuando leo algo.

¿Cómo fue surgió “Un millón de Ostras”?

Me contactó la editorial. En un principio a ese proyecto le dije que no. No es un libro álbum normal, es un libro de divulgación científica y sentí que me iba a exigir demasiado. Suponía un plus de documentación para el que tampoco me dejaban mucho tiempo. Afortunadamente me volvieron a contactar para explicarme que a pesar de ser un libro de divulgación, pretendían darle un toque más narrativo y poético. Me convencieron.

Acertó al aceptar.

Sí, claro, pero tuve que pedir mucha ayuda a Alex Nogués, el escritor del texto, que es geólogo y que estuvo encima del proceso. Por ejemplo, me enviaba información de los lugares que yo tenía cerca para poder documentarme. En otros libros te indican la composición de página. En este no, aquí me dieron el texto sin ninguna indicación. Cuando ves el libro a primera vista parece sencillo, pero ese paso de lo narrativo a lo científico es muy complicado en cuanto al ritmo.

Me han encantado esas láminas con información científica que intercala entre la narración y que recuerdan a las ilustraciones de los libros de divulgación de principios del siglo XX.

Tal cual, quisimos que las láminas recordaran a las de Ernst Haeckel.

El libro es una exhortación a la mirada y a la contemplación reposada. ¿Considera que es algo que hemos perdido con la prisa?

No lo sé, no puedo generalizarlo pero en mi caso no, para nada. Yo puedo estar tres meses de ermitaña contemplando y ese mirar ya me alimenta.

El paisaje es el verdadero protagonista de sus ilustraciones, por encima de la figura humana. No sólo en “Un millón de ostras”, en libros como “El secreto” el protagonismo del entorno es elocuente.

“El Secreto” es uno de mis trabajos favoritos. Creo que tratar el escenario como un travelling lateral donde actúan los protagonistas fue un acierto. Me gusta la expresividad del paisaje. Me encanta la naturaleza y me dejo guiar por la sensación que me transmite cuando pinto; con las palabras no soy hábil, pero con los pinceles... cuando me meto en una pintura me dejo guiar por la energía que genera. Ahora hay un boom de la ilustración, pero hay muchas cosas que son la copia de la copia, les falta alma. Cuando encuentro algo que me gusta es como un descubrimiento que me vuelve loca. Me ocurre lo mismo con las herramientas digitales, son una ayuda pero noto que les falta alma. Mi compromiso con la obra es diferente cuando utilizo los pinceles; con lo digital siempre acudes rápido al resultado. El proceso creativo es algo interno que pierdo con el borrado fácil y la regeneración sin límite que permite el digital. En el papel queda el trazo y las marcas a veces de una mano torpe que le dan un toque personal.

En el Rincón de la ilustración del palacio de Aiete de Donostia tiene una exposición con varios de sus originales.

Sí, es una pequeña exposición que va a estar abierta hasta el 24 de enero con originales de tres libros: “Un millón de ostras”, “Cazadores de estrellas” y “El secreto”. Me parecía interesante que el trabajo de ilustrador se viera en su materialidad. Normalmente lo vemos impreso o en pantalla, incluso en alguna exposición también se exhiben copias de las obras. Lo bonito es el original y que se vea la cocina, el trazo.

¿En qué proyectos tiene los pinceles Miren Asiain Lora en estos momentos?

Estoy preparando un libro álbum con una editorial alemana en la que la protagonista es una araña bibliotecaria. El año pasado publiqué un “Atlas de sirenas” con una editorial inglesa y este año estamos preparando un “Atlas de duendes”. Además, dentro del proyecto Aitzitik, junto a varios ilustradores, vamos a publicar un libro con la editorial valenciana Media Vaca del que, de momento, no puedo avanzar nada más pero que me ilusiona especialmente por el cuidado que pone esta editorial en todo lo que edita.