Es lo que quieren hacer las autoridades de Lituania con la antigua prisión de Lukiskes, en Vilnius. Construida en 1902, fue utilizada por los zares rusos y los nazis alemanes, y también por los soviéticos y el Gobierno lituano. En el siglo XXI pasó a formar parte del patrimonio cultural gracias a su hospital y su iglesia ortodoxa. Fue cerrada en 2019 y ahora Lituania busca inversores para reconstruir esta cárcel, que ha servido de escenario para series y conciertos, y reconvertirla en espacios de trabajo conjunto, con museo, talleres, lugares de ocio y de hospedaje.

Fotografía: Petras MALUKAS | AFP