Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Segunda con Pfizer, pero solo si hay consentimiento

El Comité de Bioética validó ayer la opción del Ministerio de administrar una segunda dosis preferentemente de Pfizer a los menores de 60 años que comenzaron el tratamiento con AstraZeneca, habilitando la opción también de seguir con la misma marca. La forma en que se hará resulta muy enrevesada, ya que habrá que firmar un consentimiento para cambiar a Pfizer o, de modo contrario, se administrará AstraZeneca o se renunciará a completar la inmunización.

La CAV anunció ayer que citará la semana que viene a este colectivo para administrarles una segunda dosis de Pfizer. Los que prefieran continuar con AstraZeneca deberán esperar un poco más porque las dosis aún no han llegado.

Cuesta verle la lógica al planteamiento del consentimiento para cambiar a Pfizer. El punto de partida es que estas personas ya habían iniciado un tratamiento, que tenía unos efectos adversos rarísimos (uno por cada 150.000 casos) pero que pueden ser mortales y que se desconocían en el momento de su administración.

Frente a una segunda dosis de la misma vacuna, empezar un tratamiento con AstraZeneca y terminarlo con Pfizer en apariencia es más seguro y por eso será la opción predeterminada. Solo en apariencia, pues el resultado de esta combinación de vacunas no está tan testado como las dos dosis de AstraZeneca. Sí se sabe que Pfizer no provoca trombos. Por consiguiente, el Comité de Bioética decidió ayer que lo correcto es firmar un consentimiento que permita el cambio.

Quien no firme el papel, recibirá la segunda dosis de AstraZeneca o declinará la segunda dosis. Si bien, el documento remarca que la vacuna de la firma anglosueca genera trombocitopena y que esta reacción es más frecuente conforme la edad desciende.

El resultado final de qué hacer con estas personas aparentemente no puede ser más desastroso. De un lado, a la mayoría de estas personas (más de 100.000 en Hego Euskal Herria) se les ha pasado el plazo para recibir la segunda dosis en tiempo y forma. Por otro, la fórmula para acceder a la segunda dosis resulta confusa e invita a que la segunda dosis sea rechazada. Y, para colmo, complicará enormemente la logística de las vacunaciones, porque habrá que tener preparadas la dos vacunas a la espera de qué vaya a decidir cada ciudadano.

Con estudios científicos en la mano, no se puede concluir qué opción es la mejor. Francia y Alemania están combinando y no han reportado secuelas preocupantes, mientras que Reino Unido inmunizó con dos dosis de AstraZeneca y constató que los casos de trombos se dan, en su mayoría, con el primer pinchazo.

En Reino Unido se han documentado seis casos de trombos con la segunda dosis de AstraZeneca tras vacunar a seis millones de personas. Esto apunta a que la posibilidad de un trombo causado por la segunda dosis es de una por millón (era de una por 150.000 con la primera). Es lógica esta caída, ya que la reacción normalmente está ligada a causas genéticas, por lo que si la primera no ha suscitado reacción, lo más probable es que la segunda tampoco lo haga.

Varios medios de comunicación publicaron ayer una versión del modelo de consentimiento, de dos páginas, que luego será adaptado por las Comunidades Autónomas.