Raimundo Fitero
DE REOJO

Entreverado

Acudo a un término ganadero para explicar un asunto televisivo que se cuece con brasas partidistas y que acaba siempre acudiendo a la cita con la tosquedad de un incidente climático. En algunos caso decimos ciclogénesis y nos aplauden. Otras insinuamos la probabilidad de existencia de censura y nos tiran desde el campanario como tontos inútiles. Así que casi todo, según y cómo, se puede considerar como entreverado.

Imanol Arias hace unas declaraciones asegurando que «Cuéntame» ya no es el mismo proyecto que empezó. Parece una obviedad, todo cambia en ocho años, o al menos todo sufre la tensión de la existencia, de su desgaste y de su acomodo. Pero parece que su velada queja es que no acaba de reconocerse en estos guiones actuales, en la deriva de los contenidos de la serie de pretendido arraigo histórico. Y ahí, sí que hay que pararse y templar. ¿Han cambiado mucho las intenciones de los guionistas y productores? Yo diría que no, que desde el inicio fue una serie muy tramposa en cuanto a contar una historia reciente desde un punto de vista que, en el mejor de los casos se puede considerar como pactista, supuestamente reconciliadora desde el silencio y el olvido. Es decir, una serie homenaje a la maldita transición.

Quizás costase un poco reconocer la falta de verdad histórica, pero las omisiones contribuyeron a desacreditar su supuesta objetividad narrativa, instaurando la mirada tendenciosa para intoxicar a los consumidores televisivos que aceptaban esos relatos como fieles a lo que sucedió y que se contaban con ficciones muy creíbles en el campo artístico. Pero ahora, la serie, anda por los principios de los ochenta, es decir con el triunfo de los socialistas, y ahí, los actuales dirigentes totalitarios del ente, la presión del gobierno, han llevado al equipo de guionistas a ponernos un caso de infidelidad para desestabilizar el matrimonio protagonista, los Alcántara, narrarnos la visita del Papa, con detalle y dejar lo de González y Guerra, como un asunto menor e intrascendente. O sea, si faltaban pruebas, aquí las tienen, estamos ante un culebrón, no ante una serie con un mínimo rigor histórico. O sea un producto entreverado.