Raimundo Fitero
DE REOJO

4.000

Uno ya no recuerda las veces que ha conmemorado en estas páginas cifras, récords, datos extraordinarios de «Saber y ganar» y su presentador desde el inicio, Jordi Hurtado. Ahora han llegado a los cuatro mil programas. No sé cuánto es en términos relativos, lo único es que se ha convertido en algo perenne. Cualquier acontecimiento que uno pueda recordar desde su memoria central y propia, seguro que ese día había un programa presentado por Jordi Hurtado y su inamovible sonrisa. Pasaron papas, reyes, jefes de estado, muros, murallas, revoluciones o involuciones, y en La 2, diariamente seguían unos seres humanos contestando preguntas de cultura general, acompañados por el presentador catalán, y las voces de fondo de tono grave.

Un concurso familiar, una manera de hacer televisión, en la que se valora la memoria, la rapidez mental, el conocimiento, y que desde su inicio han ido cambiando algunas de las piezas de su engranaje, pero ahí está, viendo pasar el tiempo, después de varios directores productores, guionistas, equipos, la propuesta sin grandes variaciones, la conducción de siempre, la continuidad asegurada en una manera de mirar a las cámaras, de recoger a los telespectadores en una complicidad cercana y, sobre todo, de relacionarse con los concursantes, que son, los discontinuos, los que varían, pero la esencia del propio concurso.

Cuesta entender una cifra de esta categoría referida a una oferta televisiva. Pero es así, son cuatro mil programas, muchísimas horas de grabación, muchas de emisión, muchos sus efectos derivados, sus arraigos y retos, como más de cien mil personas son las que unirán hoy sus manos por todo Euskal Herria para conseguir el derecho a decidir, aunque probablemente, se decida cada día, y esa cadena humana sea una buena decisión, la que abre el camino para lograr el derecho político de manera inalienable. Gure Esku Dago es una respuesta sin abdicaciones, una manifestación universal, transversal, interclasista de individuos, uno a uno, mano a mano, que dibujan una voluntad, una esperanza, un deseo, un objetivo posible, al alcance de las doscientas mil manos, de todas las manos juntas a las que se unen las mías.