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Ninguna persona, extranjera o autóctona, se encuentra inscrita en Lanbide por gusto

La reducción del plazo para ausentarse a los inscritos en Lanbide ha creado inquietud entre los extranjeros, especialmente en quienes para poder ver a su familia se tienen que desplazar miles de kilómetros. Ahora solo disponen de 15 días de los que en algunos casos deberán pasar la mitad viajando. Si sobrepasan ese tiempo, Lanbide les retirará durante un año la percepción de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). La medida, no suficientemente explicada por Lanbide, no solo afecta a los extranjeros, sino a todos los perceptores de esa prestación, si bien en el caso de los extranjeros cuyas familias residen en países lejanos, ciertamente, resulta aun más incomprensible. Nadie, sea extranjero o autóctono, se encuentra en esa situación por gusto. El cobro de la RGI no es un regalo, sino un derecho, bastante recortado, por cierto, y cualquier persona desearía no verse forzada a hacer uso de él. Quien lo hace es, normalmente, como consecuencia de padecer la vulneración de otros derechos, como es el del trabajo. Más allá de plazos concretos, la administración parece querer transmitir la sensación de que sobrevivir conlleva renunciar a otros derechos.