Alvaro Reizabal
Abokatua
JO PUNTUA

Arrepentido

Que Pedro Sánchez es un político de cartón piedra es algo que salta a la vista desde su elección para dirigir la desnortada nave del PSOE. Un florero que en el poco tiempo que lleva en la dirección está consiguiendo cotas de desastre difíciles de imaginar, pero lo cierto es que día a día se supera a si mismo. La ultima, esa caída voluntaria, en la tela de araña del PP, abrazando la reforma híper represiva, que junto a otros despropósitos legaliza la cadena perpetua a la que, al estar próximo el Carnaval, han disfrazado de prisión permanente revisable, pero que es lo que es, aunque la vistan de lagarterana, entre otras cosas porque establece un mínimo de cumplimiento de cuarenta años. Ahí es nada, con cláusula suelo, como las hipotecas abusivas.

Y es que tras desgañitarse en los mítines explicando a su parroquia que el enemigo es el PP y que a quien estos temen es al PSOE, y no a «esos otros» va y firma el pacto por responsabilidad de Estado, dice. Patético. Pero lo mejor del asunto es que, a renglón seguido de salir en la foto intercambiándose lujosos portafolios de cuero con su teórico enemigo irreconciliable, dice que firma pero que está en contra de la cadena perpetua ¿entonces por qué firma?

La situación cobra tintes de opereta cuando decide recurrir lo mismo que ha firmado ante el Tribunal Constitucional, y, consigue salir en otra foto, que falta le hace. Recurre contra si mismo, en un enloquecido ir contra sus propios actos. Récord mundial de arrepentimiento.

Y cuando se perfecciona la jugada es cuando nada más firmar dice que es un primer acuerdo y que ahora el cuerpo le pide otro sobre educación, volviendo a desmentirse y dejando con el culo al aire al portavoz del partido que dice lo contrario. Triple salto mortal.

Hablando de los innombrables, de esos otros, me han llamado la atención los comentarios y valoraciones que se han hecho sobre la manifestación convocada por Podemos el fin de semana pasado en Madrid. De acuerdo en que fue importante en cuanto a asistencia, pero, proporcionalmente, y si se tiene en cuenta el número de habitantes de Madrid y se compara con el de Bilbao, son mucho más multitudinarias las que, año tras año, se celebran en nuestra tierra reivindicando los derechos de los presos vascos, y en los mismos medios, casi no existen. Será porque los de aquí no son españoles.