Txisko Fernández
Donostia

Bildu lidera una ola de cambio en los ayuntamientos vascos

El llamamiento a un pacto para cerrarle el paso fracasa de modo rotundo y los abertzales de izquierdas se hacen con decenas de alcaldías, empezando por la de Donostia.

Estanis Amutxastegi y la nueva alcaldesa de Andoain, Ana Carrere, durante la toma de posesión. (Jon URBE/ARGAZKI PRESS)
Estanis Amutxastegi y la nueva alcaldesa de Andoain, Ana Carrere, durante la toma de posesión. (Jon URBE/ARGAZKI PRESS)

Bildu acaparó los titulares informativos en la noche electoral del 22 de mayo por el gran apoyo popular que recibió en las urnas. Apenas quince días después, las primeras noticias relevantes de la mañana tenían el mismo protagonista: un representante de la coalición soberanista tomaba la vara de mando en el Ayuntamiento de Donostia. Juan Karlos Izagirre es el primer alcalde abertzale de izquierdas en una capital vasca.

El proyecto compartido por Eusko Alkartasuna, Alternatiba y los independentistas de izquierdas, que obtuvo el respaldo de más de 315.000 votos, ha asumido la capacidad de gestionar gran parte de las instituciones municipales de Hego Euskal Herria, tanto en las que gobernará -sea en solitario o compartiendo gobierno con Aralar, PNV, NaBai, candidaturas populares e, incluso, con ediles independientes elegidos en listas del PSE, como en el caso de Lanestosa- como en las que participará desde la oposición.

Hoy se ha puesto fin a dos legislaturas marcadas por el apartheid político derivado de la ilegalización de la izquierda abertzale. Y se ha abierto un nuevo ciclo en el que algunos partidos tendrán que ir cambiando sus discursos si no quieren distanciarse aún más de la realidad. Porque hoy resultaba difícil comprender que los dirigentes de PSE y PP todavía insistieran en reclamar al PNV que se sumara a su propuesta de levantar un pacto anti-Bildu que fracasó estrepitosamente en las urnas.

El partido jeltzale ha actuado sin aspavientos y sus dirigentes apenas han hecho acto de presencia en los plenos, dejando la palabra a los correspondientes cargos electos.

Actitud contraria es la que han mantenido PSOE y PP. La presencia de Mariano Rajoy en Gasteiz, además de pretender camuflar el fracaso electoral de su partido en la CAV, ha venido a constatar que el pacto entre ambos partidos unionistas se mueve en claves que nada tienen que ver con las aspiraciones mayoritarias de la ciudadanía vasca.

El PSE, que había anunciado previamente que apoyaría a los candidatos del PP allí donde hiciera falta, no ha votado a Javier Maroto porque no era necesario para que el representante del PP accediera a la Alcaldía de la capital alavesa, pero ha retirado a su propio candidato para evitar una sorpresa que nadie esperaba: que PNV y Bildu dieran sus votos a Patxi Lazcoz.

Más dudas debía tener el PSN sobre lo que podía hacer el resto de fuerzas políticas en el Ayuntamiento de Iruñea, porque a media mañana su secretario de Organización, José Luis Izco, ha comparecido ante la prensa con el único objetivo de tranquilizar a la dirección de UPN al confirmar que sus ediles votarían en blanco «ante la eventualidad de que el voto de Bildu pudiera ser decisivo». En todo caso, para que Juan Moscoso resultara alcalde -con sólo tres concejales- era necesario sumar todos los votos de los siete ediles de NaBai, los tres del propio PSN, los tres de Bildu y el único de I-E.