@zalduariz
Girona
Entrevue
Marc Roselló
Miembro del equipo de Som Energia

«Pagamos más, las empresas ganan millones y todavía les debemos más, algo no funciona»

Miembro del equipo de Som Energia desde el inicio, Marc Roselló nos recibe en la sede de la cooperativa en el Parque Tecnológico de la Universitat de Girona, donde nos explica su visión del mercado eléctrico del Estado español y los pasos que, en su opinión, hay que dar para su transformación.

Marc Roselló
Marc Roselló

El proyecto nació con dos pilares: la comercialización sigue su curso, pero ¿qué ha pasado con la producción de energía?
La comercialización sirve para sumar y visibilizar que hay un volumen importante de gente que quiere ir en otra dirección. La producción sirve para avanzar colectivamente hacia el modelo 100% renovable que defendemos, convirtiéndonos en un actor de cambio dentro del sistema. Al principio fue muy bien y conseguimos, con las aportaciones de los socios, construir ocho cubiertas fotovoltaicas y una planta de biogas, pero a partir de 2012 empieza el cambio de regulación, tanto para los proyectos renovables ya existentes como para los futuros. Eso lo ha parado todo. Además, el Gobierno está intentando criminalizar a las renovables, achacándoles los males del sistema eléctrico.

Teniendo en cuenta el cambio climático y el fin de los combustibles fósiles, no parece muy inteligente...
Ni a largo ni medio plazo no hay otra salida que las renovables. La historia es retrasarlo, frenarlo e intentar proteger a quien está viviendo del modelo fósil caduco, que es lo que están haciendo. Nadie es todavía suficientemente valiente como para decir que ya es suficiente. Por eso es importante visibilizar la demanda de un cambio de dirección.

¿Qué le parecen los últimos cambios anunciado por el Gobierno en la regulación?
Como se sabe, la factura tiene dos partes: la fija, que es la potencia que contratamos, y la variable, que es el consumo que hacemos. Ahora se está hablando de tarifa plana, que se basa en subir mucho el fijo y que desincentiva el ahorro, porque si yo pago, gaste o no gaste, encienda las luces o no, pues no hace falta implantar medidas de ahorro. El Gobierno va hacia aquí.

¿Y eso beneficia a las grandes compañías?
Bueno, se consume más. Además, lo que es muy difícil de entender es el precio que pagamos por kilowatio, por qué vale lo que vale y dónde va ese dinero. Por eso, la gran demanda del sector crítico del sistema actual es pedir una auditoría a fondo del sistema eléctrico, para saber realmente cuánto cuesta la energía que producimos y la distribución. Porque ahora todo funciona con costes reconocidos, es decir, el Gobierno acepta el precio que la empresa le dice que le ha costado y ya está.

La auditoría serviría también para aclarar el dichoso déficit tarifario...
La auditoría diría si existe tal déficit o no lo es, porque nosotros pagamos cada vez más, las empresas siguen ganando muchos miles de millones de euros y todavía les debemos más dinero. Aquí hay alguna cosa que no funciona. Pero el Gobierno siempre se niega a realizar la auditoría, lo que da pie a las grandes compañías a hacer un discurso falseado, interesado y cínico como el de que no tienen nada que ver con los impuestos de la factura de la luz. Pero claro, aquí también está la responsabilidad del regulador, que no ayuda.

Por lo que me dice, más bien molesta...
Sí, se ve también con la autoproducción doméstica de energía. El entorno regulatorio debería favorecer el autoconsumo, ya que la generación de energía distribuida es mucho más eficiente. Una familia con dos placas solares reduciría su factura eléctrica y reduciría también las pérdidas del sistema. Pero para eso se necesita una regulación valiente que realmente mire a largo plazo, y el regulador está en manos de cinco grandes empresas que viven del modelo antiguo.

A veces también nos quejamos del impacto medioambiental y visual de instalaciones como las eólicas. ¿Se pueden gestionar estas contradicciones?
El debate no es fácil, pero si queremos un modelo 100% renovable, hay que aprovechar todos los recursos, sea agua, viento, biomasa, sol o lo que sea. Yo diría que no es tan importante la tecnología que se utilice como en manos de quién está, ya que un modelo de generación descentralizado, que esté en manos de aquellos que realizarán su consumo, debe provocar un mayor control por parte de la ciudadanía. Es decir, a la hora de explotar un recurso renovable, podemos dejar que lo haga alguien con una visión no local que buscará el máximo rendimiento o nos podemos empoderar y aprovechar nosotros mismos nuestro recurso con las condiciones que queramos. Pero el recurso hay que aprovecharlo, porque es el que tenemos y el que nos dará la energía que necesitamos.

Para acabar, hemos hablado mucho del cambio energético, pero no del cambio empresarial. ¿Qué ventajas tiene una cooperativa frente a las grandes compañías?
Una de las riquezas es el constante debate interno y la flexibilidad que tenemos para, en un momento determinado, discutir y transformar las cosas. Por ejemplo, ahora que no hay primas a las renovables y que queremos seguir trabajando por un modelo 100% renovable, estamos replanteándonos ciertos criterios como la limitación de las potencias máximas. Una organización cooperativa también nos da la opción para debatir entre todos los socios cómo queremos que sea nuestra facturación, cómo la determinamos y cómo conseguimos que sea justa y a la vez haga viable la propia cooperativa. Al final, todos pagamos la luz y estamos dispuestos a pagar el precio que vale, pero yo por lo menos no estoy dispuesto a pagar a una cosa para que alguien se enriquezca; prefiero la transparencia, saber por qué pago una cantidad y adónde va.