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Iruñea

¿A qué se dedica un eurodiputado?

El desconocimiento generalizado sobre el funcionamiento y las actividades del Parlamento Europeo, unido a la inactividad de algunos eurodiputados, convierten el que tendría que ser el poder legislativo europeo en una institución poco valorada por los ciudadanos. Desde dentro, sin embargo, hay europarlamentarios que reivindican su labor.

Imagen de una sesión plenaria del Parlamento en la sede de Estrasburgo. (Frederick FLORIN/AFP)
Imagen de una sesión plenaria del Parlamento en la sede de Estrasburgo. (Frederick FLORIN/AFP)

«Llego al Parlamento hacia las ocho de la mañana o un poco antes, dependiendo del día, acudo a las sesiones plenarias, a las comisiones o a reuniones del grupo, o me quedo trabajando en el despacho y no salgo casi nunca antes de pasadas las siete de la tarde; como mucho una cerveza y un bocado y a dormir, que al día siguiente toca lo mismo. Solo piso el centro de Bruselas cuando me viene alguna visita». Con estas palabras describe su día a día parlamentario el que hasta ahora ha sido eurodiputado de Aralar, Inaki Irazabalbeitia, que reivindica que «en general la gente trabaja y mucho». Lo que no le impide reconocer de buenas a primeras que sí, que «hay unos cuantos bastante vagos».

El eurodiputado abertzale asegura que, en resumidas cuentas, trabajar «es la única manera de ganarse el respeto de los compañeros». «Yo lo vi enseguida cuando llegué al grupo, los dos primeros meses fueron de tanteo y cuando vieron que venía a trabajar es cuando me aceptaron como a uno más», señala, para añadir que «se tiene muy calado a quienes trabajan y a quienes no, y se nota en que cuando alguien necesita algo, acude a quien sabe que trabaja».

Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos del trabajo de un eurodiputado? Irazabalbeitia explica que pese a que «la vida en el Parlamento Europeo está muy pautada», no existe una única rutina. «No es un Parlamento convencional, en el que en una misma semana combinas un pleno con varias comisiones y reuniones de trabajo», señala el hasta ahora europarlamentario, «sino que en una semana se celebran comisiones, en otra reuniones de grupo, en otra uno tiene tiempo para trabajar sus contactos y estar con su gente y en otra se celebran las sesiones plenarias de Estrasburgo». «Y además no siempre siguen un orden preestablecido», añade.

Sobre el tipo de actividades que un diputado puede desarrollar en la Eurocámara y que son la base para elaborar rankings como el explicado en el artículo al que acompaña este texto, Irazabalbeitia explica que son varias, pero que las más habituales suelen ser las intervenciones en la sesión plenaria –la mayoría se realizan de forma escrita para justificar un voto, aunque de vez en cuando también se hacen oralmente, para fijar posición sobre un tema determinado–. Un eurodiputado también puede participar en la elaboración de informes –como ponente o ponente alternativo– y puede emitir opiniones sobre dichos informes o sobre diferentes propuestas tanto del Parlamento como de otras instancias de la Unión Europea.

Otras iniciativas que puede llevar a cabo son las propuestas de resolución y las declaraciones por escrito, que acostumbran a trabajarse dentro del grupo parlamentario propio y posteriormente se negocian con otros grupos para posibilitar su aprobación. Y, finalmente, están las preguntas parlamentarias, que cada diputado elabora por su cuenta para presentar, normalmente, durante las sesiones plenarias.

Queda claro, por lo tanto, que quien no hace nada en el Parlamento es porque no quiere, dada la multitud de actuaciones que puede desarrollar. La pregunta que surge entonces es hasta qué punto son útiles todas estas actuaciones. Cuestión que nos remite irremediablemente a la utilidad de una Eurocámara que muchos ven como una instancia inservible, al considerar que las grandes decisiones las toman la Comisión y los Gobiernos de los estados miembros.

En gran medida es así e Irazabalbeitia reconoce que hay todavía «mucho por mejorar», pero reivindica la importancia del Parlamento: «La incidencia de la UE en nuestro día a día es evidente, tanto para lo bueno como para lo malo, que en estos últimos años ha sido la Troika, y en este sentido, el Parlamento ha sido la única instancia europea en la que se han podido discutir las políticas de austeridad». Preguntado por algún logro del Legislativo, el diputado recuerda que, sin ir más lejos, en la penúltima sesión «se decidió acabar con el roaming en toda la Unión Europa».