Los equipos de rescate han encontrado 282 cadáveres de los pasajeros y tripulantes que viajaban en el avión malasio siniestrado el pasado 17 de julio en el este de Ucrania, según ha informado Alexandr Borodai, primer ministro de la autoproclamada república popular de Donetsk, en el este de Ucrania.

«Los cuerpos han sido recogidos con el máximo cuidado y colocados en cinco vagones frigoríficos», ha dicho Borodái en rueda de prensa.

Ha explicado que los vagones frigoríficos se encuentran en una vía de la estación ferroviaria de Torez, junto a la localidad de Grabovo, donde el jueves pasado cayó gran parte del Boeing-777 con 298 personas a bordo, al parecer abatido por un misil tierra-aire.

«De momento siguen allí. Los enviaremos solo cuando puedan será acompañados por expertos internacionales», ha declarado, para añadir que doce de estos expertos se dirigen a la zona desde la ciudad de Jarkov, pero su ruta pasa por zonas donde hay combates.

«Los enviaron a un área de acciones militares, sin acompañante. Solo con un chófer contratado para ese fin. Es raro», ha opinado Borodai, quien ha tachado de «extraña coincidencia» el hecho de que los combates se hayan reanudado el mismo día en que debían llegar los expertos internacionales.

Por su parte, el Gobierno de Kiev ha declarado que intenta negociar con los milicianos prorrusos para que dejen de bloquear la salida del tren, ya que la OSCE considera que Torez no es el lugar adecuado para examinar los cadáveres y proceder a su identificación.

El viceprimer ministro ucraniano, Vladimir Groisman, ha dado por finalizados los trabajos de rescate tras señalar que se han encontrado 282 cuerpos y «87 fragmentos que pertenecen a 16 cadáveres». Groisman es responsable de la investigación de la catástrofe y ha confirmado que los cadáveres se han guardado en dos vagones refrigerados para ser enviados a Jarkov, donde se centralizan la investigación.

Las cajas negras, en Donetsk

El Servicio de Seguridad de Ucrania difundió ayer en internet la grabación de una supuesta conversación telefónica entre dos jefes rebeldes que incriminaría a los activistas prorrusos y también a Moscú en la ocultación de pruebas del derribo del avión malasio.

Seguidamente, Borodai ha reconocido que las cajas negras del aparato estaban en su poder.

«En el lugar de la catástrofe se encontraron piezas del avión parecidas a unas cajas negras. Se encuentran en Donetsk bajo mi supervisión personal. Serán entregadas a expertos internacionales», ha asegurado.