Aitor AGIRREZABAL

La independencia se juega en Escocia puerta a puerta

Con el fin de hacer frente a la habitual baja participación política del pueblo escocés, Radical Independence ha llevado el debate a la calle y explica puerta a puerta que el futuro de cada uno está en juego.

El camino hacia el referéndum está lleno de encuestas, sondeos y números cuyo objetivo debería ser reflejar la realidad que rodea a las semanas previas a la consulta. Sin embargo, y a tenor de la opinión de una amplia mayoría y de la diversidad de resultados que ofrecen las encuestas encargadas por unos y otros, el resultado del voto el próximo 18 de setiembre podría igualmente no asemejarse en nada a lo dicho hasta el momento. Por ello, tratando de llegar a los hogares adonde no lo hacen las encuestas, Radical Independence Canpaign (RIC) está realizando sondeos puerta a puerta.

A primeros de agosto, el día 6, celebró la segunda national mass canvass o «escrutinio nacional». Cerca de 600 voluntarios se desplegaron aquella noche en 42 lugares, sondeando las opiniones de 5.089 posibles votantes. Los resultados se sitúan en la línea de los datos de junio: todavía existe un gran bolsa de indecisos, pero si de la muestra se excluye a quienes aún no saben qué votarán, una mayoría apoya el sí. Señalan, por ello, que «todo está aún por jugar».

El sondeo realizado arrojó los siguientes datos: sí, 42%; no, 28%; no sabe, 30%. Restando estos últimos, el sí sería apoyado por el 59,8%, mientras que el no sería la opción del 40,2%. El primer mass canvass se llevó a cabo en junio. «Obtuvimos respuesta de 8.317 personas, tras tocar más de 20.000 puertas», detalla la portavoz de la campaña en Edimburgo, Pat Smith. Los resultados fueron similares a los de la semana pasada y entre ambas encuestas se aprecia que la opción independentista ha ido ganando apoyo. Hace dos meses, el sí recabó el 40% -dos puntos menos que ahora-; el no, 29,5% -punto y medio más que a primeros de agosto-; y la opción no sabe, el 30,5% -medio punto más-. Excluyendo a los indecisos, el resultado final a la pregunta «¿Cree que Escocia debería ser un estado independiente?» sería por tanto del 57,6% a favor del sí, y el 42,4% por el no.

Además de llegar donde no se hacen encuestas, el mass canvass busca incentivar el voto: «Vamos a asegurar que haya una enorme participación en las zonas de clase trabajadora de baja tradición electoral, que son quienes asegurarán un voto por el sí», asegura Pat Smith.

Todo por decidir

La información debe ser la clave del referéndum y hacerla llegar a todos los hogares es otro de los propósitos que se marca la iniciativa. «Cada vez que realizamos un sondeo, no importa la ubicación, nos encontramos con un gran número de votantes que aún no tienen opinión formada», asegura. Esto les demuestra que su labor es efectiva, pero revela al mismo tiempo que a poco más de un mes de la fecha de celebración de la consulta, queda todavía una enorme cantidad de trabajo por hacer.

De hecho, saben que estos votos pueden decantar la balanza y por ello piensan recorrer las calles del país caledonio hasta el último día. «Al entrar en el último mes de la campaña, está todo por decidir. Todos podemos jugar un papel en la formación del futuro de Escocia, nuestro futuro», subraya.

Las distintas encuestas, a excepción del mass canvass, otorgan, con márgenes diferentes, la victoria al unionismo. Sin embargo y pese a que las partes valoran de forma positiva cada resultado que sale, su credibilidad resulta escasa por el alto volumen de indecisos. Ambas partes insisten en que la única encuesta válida es la que saldrá de las urnas. «Hay un voto que no sale en todas esas encuestas y tratamos de acercarnos a ellos. Es en la calle donde se encuentra el verdadero votante», afirman quienes defienden el cambio radical de Escocia mediante la independencia.

Uno de los focos a los que se dirige la campaña es conquistar el voto de la clase trabajadora, reacia muchas veces a participar en las elecciones. «Es por y con esta clase con la que debemos lograr la independencia y el cambio que necesita Escocia», destaca.

Efectivamente, la clase trabajadora escocesa se ha alejado del movimiento político en las últimas décadas. La deriva del Partido Laborista y las mil fracturas en la izquierda socialista han provocado que muchos potenciales independentistas de izquierda estén desmovilizados. «Se encuentran aquí olvidados por los partidos de Westminster y han perdido la confianza en los partidos tradicionales. Deben ver en la independencia la oportunidad de participar», defiende Liam O'Hare, otro de los integrantes de Radical Independence Canpaign.

Desconfianza

La trayectoria del joven Ian Rusell es un ejemplo claro de las consideraciones de O'Hare. «Hasta ahora veía la política de lejos, como un negocio de una oligarquía corrupta. Ahora entiendo que debo ser parte de las decisiones de mi país y qué mejor que proponiendo un cambio mediante la independencia», manifiesta.

Tal y como explica O'Hare a GARA, mientras los ciudadanos de clase alta no temen responder a una u otra encuesta, la desconfianza es generalizada en las zonas de la clase trabajadora: «La clase alta da su opinión aquí y allá, sin nada que temer», indica. Sin embargo, el caso de los barrios necesitados es muy distinto. «Si alguien llega preguntando qué votarás, se desconfía de él. Puede ser de la patronal, el Ayuntamiento, la Policía... Nadie da una respuesta», explica. Es una experiencia que conocen de primera mano, la han vivido en muchas ocasiones.

Hasta la fecha era difícil encontrar un movimiento popular que aglutinase a tanta gente como lo ha hecho RIC. Siguen creciendo y entienden que esta es la base del cambio: «El resultado puede ser uno u otro, pero lo que es seguro es que hay un cambio en marcha y que cada vez más gente se está sumando a este proceso», defiende Liam O'Hare. Pese a que la campaña nació con motivo del referéndum, su camino no acabará ese día. «Hemos movilizado a una masa que hasta ahora no participaba y esta ola se debe aprovechar», apunta.

Gracias a actividades como la propuesta por RIC se conoce que una gran masa de la clase trabajadora, que no acostumbra a participar en las elecciones al Parlamento, pretende acudir a las urnas el 18 de setiembre. «También es parte de nuestra iniciativa hacer ver a esta parte de Escocia que debemos construir un país donde no nos sintamos perseguidos», asegura O'Hare.

Ellos mismos entienden que los resultados obtenidos son solo números y que quizás lo logrado no se parezca a la realidad en la mañana del 19 de setiembre. Sin embargo, potenciar la participación de unas zonas a menudo olvidadas por quienes ostentan el poder puede convertirse en un importante triunfo en el camino emprendido para cambiar la realidad social de Escocia.

El viaje a la independencia comenzó hace mucho tiempo, y no acabará sea cual sea el resultado del referéndum. Lograr una sociedad mucho más participativa es uno de los objetivos que ha movido y moverá a los voluntarios de Radical Independence Canpaign, reiteran.