Según ha informado la delegación del Gobierno español, la operación desarrollada constituye una segunda fase de la llevada a cabo en el pasado mes de septiembre en la que se detuvieron también en la misma localidad a otros dos empresarios.

Tanto los detenidos como los trabajadores son de origen rumano. Al parecer las personas fueron reclutadas en aquel país bajo la falsa promesa de un contrato de trabajo y unas condiciones laborales que nunca se cumplieron.

Una vez en Euskal Herria, «a los trabajadores extranjeros les retiraban la documentación y les obligaban a vivir, juntos y durante largo tiempo, en una caseta de obra ubicada en la propia explotación agrícola y que carecía de las mínimas condiciones de habitabilidad, además de luz y de agua corriente. Las jornadas laborales se desarrollaban en turnos maratonianos todos los días de la semana y sin contrato de trabajo alguno».