Txente REKONDO-Analista internacional

Una valoración del 9N: las tres fases del proceso catalán

El autor certifica que la primera fase del proceso catalán, la de la generación de una mayoría social, ha concluido con éxito con el 9-N y avanza algunas claves de las dos fases siguientes, sin obviar las desavenencias internas sobre la gestión del tiempo y las alianzas internas Mas se resiste al adelanto electoral, aunque el éxito del 9-N podría hacerle recapacitar porque puede intentar capitalizarlo como victoria personal y evitarse el desgaste La ANC se decanta por elecciones plebiscitarias inmediatas en contra de lo que plantea Mas. Pero avala la opción de lista conjunta vista la transversalidad del movimiento.

Generación de la mayoría social

La primera valoración del 9N en Catalunya es de éxito total. Estamos ante la movilización ciudadana más importante de Europa en décadas. Los intentos de descafeinar estos resultados por parte del unionismo y el Gobierno español se descalifican por sí solos. La participación ha sido superior a las previsiones del propio movimiento soberanista.

Realizado en un contexto de presión y amenazas constantes del gobierno del PP y asumiendo que no era la consulta deseada -sin consecuencias jurídicas- las cifras son espectaculares y las consecuencias políticas serán extraordinarias. El derecho a decidir se convierte ya en un ítem político imbatible y consustancial a los derechos fundamentales de los catalanes como pueblo. Se concluye con el 9N la primera fase del proceso consistente en la generación de una mayoría social con suficiente masa crítica para iniciar el camino hacia la independencia, después de las grandes manifestaciones de 2012, 2013 y 2014, pero también de centenares de miles de actos cada día durante tres años.

El 9N ha conseguido todos los objetivos planteados en esta fase:

Mostrar musculatura movilizadora interna: una gran demostración de fuerza que tiene su impacto exterior pero sobre todo tiene una fuerza indiscutible de reafirmación nacional.

Clarificación interna

A partir de este punto empieza el camino para forzar un referéndum de consecuencias político-jurídicas y en caso de mayoría por la independencia la declaración-construcción-proclamación (en este orden) de un estado independiente.

Comenzará con la petición del gobierno de Mas al gobierno de Rajoy de negociaciones para pactar un referéndum acordado. El previsible «no» desde Madrid supondrá que el proceso se centrifugará en clave exclusivamente catalana ya que la única opción de referéndum será la convocatoria de elecciones al Parlament en clave plebiscitaria. Estas elecciones servirán para medir la fuerza del independentismo, pero sobretodo para clarificar el mapa político catalán.

En el actual Parlament hay coaliciones como CiU que en su último programa aún no explicitaban el proyecto independentista y no es lo mismo CDC que UDC. Sin olvidar el impacto del caso Pujol sobre los resultados que pueda obtener CiU, o la posible irrupción de Podem, o cómo varía el voto de los miles de votantes de partidos del establishment (CiU-PSC) que se han hecho independentistas y pueden cambiar de voto hacia ERC o la CUP. Por tanto habrá clarificación de siglas y de programa en relación al futuro político de Catalunya y la independencia.

El tiempo y las alianzas

Tempo. El primer debate que se abrirá será el del timing. Probablemente Artur Mas, sobre quien recae como president la facultad de convocar elecciones, tenga en mente intentar alargar la legislatura hasta 2016. Hay que tener en cuenta los malos resultados que le daban las encuestas. Su posible coartada para justificar la espera será que en el mapa político español se producirán cambios substanciales durante el año 2015, en que el PP probablemente pueda perder el gobierno.

Pero Mas tendrá que hacer frente a una inestabilidad parlamentaria dado que ERC ya ha anunciado que no aprobará ni un solo presupuesto autonómico más de la Generalitat. Pactar con el PSC es la alternativa pero podría suponer a Mas un desgaste de credibilidad en el frente soberanista. Y también tendrá que hacer frente a la exigencia de los partidos políticos y de ANC para que convoque elecciones en tres meses, antes de las municipales.

Mas se resiste al adelanto electoral, aunque el éxito del 9N podría hacerle recapacitar porque puede intentar capitalizarlo como victoria personal y evitarse el desgaste de esas presiones. En todo caso, con elecciones antes o después, las municipales tendrán un papel muy relevante con una más que probable marea de alcaldías y mayorías municipales favorables a la independencia que supondrán una base política y logística fundamental.

Alianzas: Artur Mas pretende forzar la alianza con ERC para evitar la derrota electoral de CiU ya que todas las encuestas daban ganadores a los de Junqueras. Lista conjunta con Mas de primero y Junqueras de segundo. Pero los republicanos no aceptarán esta oferta en ningún caso.

Desde ERC se barajan varios motivos: por un lado, se cree que se puede recoger más votos favorables a la independencia desde el máximo de frentes electorales posibles: CiU en el centroderecha, ERC en la socialdemocracia con muchos sectores escindidos del PSC, y la CUP en la izquierda. Una candidatura de frente patriótico CiU-ERC puede dejar mucha gente por el camino que nunca votaría a CiU o a ERC. Y por otro lado está la desconfianza generada entre Mas y Junqueras a lo largo del último año por el exceso de prudencia que Mas ha ido imponiendo al proceso frente al Estado español.

La ANC se decanta por elecciones plebiscitarias inmediatas en contra de lo que plantea Mas. Pero avala la opción de lista conjunta porque considera que es la mejor manera para poder vehicular su fuerza en una lista concreta vista la transversalidad del movimiento. Si hay más fragmentación de candidaturas ANC no se puede mojar por una en concreto. Puede que al final se imponga la llamada Llista de país que incluya muchas personalidades independientes y el peso de los líderes de los partidos sea menor para evitar partidismo. Quizás ERC podría aceptarlo pero no se sabe si Mas aceptaría no ir de cabeza de lista en esta opción. En todo caso, si no hay acuerdo se pueden establecer puntos del programa comunes a favor de la independencia y ANC daría apoyo a todos los partidos que incluyan estos puntos.

En el caso de la CUP se está trabajando un frente de izquierdas independentista amplio con los movimientos sociales que puede tener una respuesta bastante amplia. Con Podemos no es posible el acuerdo porque a pesar de estar de acuerdo con el derecho a decidir no incluirán la independencia en su programa.

Y finalmente, en el apartado unionista habrá una gran batalla por el liderazgo de este segmento en que Ciutadans intentará pasar por delante del PP, muy deteriorado por la crisis, la corrupción y las acusaciones de que Rajoy no ha sabido frenar el «desafio» soberanista. El post-9N está siendo muy duro para la gente del PP en Catalunya. Respecto al PSC, ha quedado en tierra de nadie y con mucha gente escindida que seguramente le supondrá pasar a ser una fuerza marginal en Catalunya.

El Estado propio

Sean cuando sean las elecciones al Parlament serán interpretadas como unas elecciones plebiscitaras con un mandato claro sobre la independencia. En caso de mayoría de las opciones independentistas, habrá una declaración de independencia en el Parlament, la construcción de las estructuras definitivas de estado, el proceso de recogida de reconocimientos internacionales y la proclamación de independencia definitiva.

Todo se llevará a cabo sobre la base del Libro Blanco de la Independencia elaborado por el Consell Asessor de la Transició Nacional, presidido por Carles Viver (exvicepresidente del Constitucional) que viene a ser una hoja de ruta técnica para construir el nuevo estado.

Obviamente, a lo largo de este proceso de varios años, pueden pasar muchas cosas. No es descartable la represalia jurídica y penal contra la Generalitat y los voluntarios del 9N. U otras medidas más graves. Y, por supuesto, el conflicto definitivo si en el Parlament postelecciones plebiscitarias se declara la independencia. Pero este terreno no haría otra cosa que abonar la causa democrática del derecho de autodeterminación del pueblo de Catalunya que buscaría el amparo internacional y plantaría cara en el terreno donde tiene más instrumentos de presión, con una guerra económica de consecuencias imprevisibles como la negación al pago de la deuda internacional en la parte catalana que supondría la quiebra del Estado español y una más que previsible presión a Madrid de los deudores internacionales y sus

Pero esto es ya otro análisis.