Alberto PRADILLA

Nuevas sustancias que conviven con drogas comunes

En sus análisis, Ai Laket! ha detectado dieciocho nuevas sustancias en el mercado ilícito de estupefacientes en Euskal Herria. También cambios en las adulteraciones. Cocaína y speed son cada vez más puros, mientras que decrece la calidad de MDMA y Ketamina.

En apenas un año, los análisis de Ai Laket! han detectado dieciocho nuevas sustancias en los mercados ilícitos de drogas en Euskal Herria. Los elementos hallados van desde análogos del LSD hasta variables de la ketamina, pasando por sustitutivos de la anfetamina. Esto no quiere decir que sean estupefacientes de reciente aparición, sino que era la primera ocasión en que el colectivo de reducción de riesgos las descubría entre los productos que los consumidores llevan a sus laboratorios. Tampoco es que sean nuevos stricto sensu, ya que algunos de ellos llevan sintetizados más de seis décadas.

Lo que detectan estos estudios es apenas una muestra de lo que una persona puede encontrarse cuando decide consumir psicotrópicos. Sin embargo, ante un fenómeno que se encuentra fuera de la ley y que, por lo tanto, carece de cualquier control, estudiar lo que los propios consumidores llevan voluntariamente a examinar constituye una de las pocas vías fiables para establecer una correcta política de reducción de riesgos. Por un lado, sirve para conocer la evolución de la composición de sustancias que no pasan tests de calidad y cómo se adulteran. Y por otro, permite lanzar alertas como la del PMMA, de la que daba cuenta GARA en su edición de ayer.

No hay grandes alarmas entre los dieciocho elementos hallados por primera vez en los análisis de Ai Laket! Doce de ellos son principios activos; otros cinco, adulterantes o excipientes, es decir, sustancias que se mezclan para completar el estupefaciente; y uno es una impureza de síntesis. De entre los nuevos principios activos detectados, cuatro tienen relación con el LSD. En concreto se trata de 25I-NBONE, AL-LAD, PARGY-LAD y LSA. Obviamente sus nombres químicos no dicen nada al común de los mortales. Sin embargo, se venden como si fuesen LSD, con la diferencia de que, en el caso del primero y el segundo compuesto, son de reciente aparición y no existen estudios sobre sus efectos a medio o largo plazo. Además, del 25I-NBONE se han reportado casos de intoxicación. Hay personas que las adquieren porque quieren probar esta sustancia. Otras, no. Y si se vende como un «tripi» y se presenta del mismo modo, sin análisis resulta imposible detectar que es otra cosa.

La 2-Metixoketamina o 2MK es otra de las drogas de reciente aparición. En este caso sí que se trata de una fórmula sintetizada hace poco tiempo y se vende como si se tratase de ketamina. Tampoco en este caso se han estudiado sus posibles efectos a medio y largo plazo, lo que termina por convertir al consumidor en una «cobaya» involuntaria, ya que cree haber adquirido otro producto. También dentro del ámbito recreativo aparece la pseudoefedrina, un derivado de la efedrina pero con efectos más débiles sobre el sistema nervioso central. Esta sustancia se popularizó hace varios lustros, cuando se podía adquirir de modo legal en las smart shops hasta que fue fiscalizada.

La química es más rápida que la ley

La situación de ilegalidad es una de las razones que explica la rápida introducción de nuevas sustancias, lo que dificulta la reducción de riegos. Puede ser por escasez de un producto que es sustituido por otro similar o por la mayor facilidad para conseguirlo. Como explica Nuria Calzada, de Energy Control, este año se han fiscalizado cuatro componentes. Al mismo tiempo, cada ejercicio se sintetizan decenas de nuevos compuestos. Es decir, que la ley nunca va a poder prohibir tantas drogas como salen al mercado. El proceso es fácil de explicar: cuando un Gobierno decide poner fuera de la ley un principio activo, siempre habrá un químico dispuesto a sumarle una molécula que haga que la sustancia sea parecida pero no igual. Hasta que la Administración la detecta e inicia el proceso de veto.

El problema para los consumidores es que nadie ha testado los efectos de los nuevos psicotrópicos. Así que con cada creación se parte de cero. No todos los alquimistas tienen la pericia de Albert Hoffman, que en 1938 sintetizó el LSD y cinco años después, por casualidad, descubrió sus cualidades alucinógenas.

Esta incertidumbre no se limita a los principios activos, sino que también afecta a los excipientes, es decir, a las sustancias con las cuales se completa la fórmula de la droga. Nuevamente nos hallamos ante un incremento del riesgo, ya que ha comenzado a detectarse el uso de estupefacientes de nueva síntesis (o antigua, pero que habían quedado en el cajón del olvido), como excipientes de elementos tradicionales como la cocaína o el speed, lo que puede multiplicar los efectos adversos en caso de no administrarse la dosis adecuada. Algo que, por otro lado, resulta difícil sin conocer la composición de lo que se ha adquirido.

Precisamente, los análisis sirven también para determinar cuál es el grado de pureza de las sustancias más utilizadas en los ambientes festivos vascos. Hay que tomar en consideración que la mayor parte de consumidores lúdicos se limitan al «sota, caballo, rey» de los estupefacientes. Es decir, que además de sustancias legales, en sus bolsillos lo más habitual es encontrar hachís y marihuana, speed, cocaína o, en menor medida, éxtasis. La anfetamina es, probablemente, el principal «hecho diferencial vasco»; el número de muestras analizadas por Ai Laket! o Hegoak determina un consumo proporcional mucho mayor de esta droga en relación a otros lugares del Estado español.

Según lo detectado por Ai Laket!, se pueden observar dos fenómenos relativamente novedosos. Por una parte, un incremento del grado de pureza del speed y la cocaína. Por otra, un descenso en la calidad del éxtasis y la ketamina, hasta ahora los estupefacientes con menos «añadidos».

Según estas muestras, el speed está en un grado de pureza media del 46%, lo que supone un gran incremento respecto al 26% de 2009 o el 28% de 2010. En el caso de la cocaína, la diferencia no es tan notable. Ha pasado del 60% de pureza de 2009 al 64% de 2014, aunque con un pico de bajada del 48% hace tres años. Por el lado contrario, la ketamina ha pasado de un grado de pureza del 80% al 49% de media. El caso del éxtasis es peculiar. En el Estado se han hallado pastillas con el doble de principio activo del habitual, lo que ya implica un riesgo. En Euskal Herria, sin embargo, los altos índices de pureza van decreciendo. De hecho, al margen del PMMA ya citado, se han llegado a registrar negativos en éxtasis que contenían etilona y AlfaPVP. No obstante, todos estos patrones dependen de múltiples elementos que pueden hacerlos variar de un año a otro.

 

de los «legal high» a los «chemical research»

Pueden comprarse en Internet y se publicitan haciendo gala de una supuesta gran ventaja: no son ilegales. Son los «legal high (subidón legal)», principios activos de reciente síntesis que los estados no han tenido tiempo a poner fuera de la ley. Se han presentado como ambientadores o sales de baño, pero en la actualidad, a través de la red, uno puede encontrarlas ya con un llamamiento explícito en relación a sus propiedades psicotrópicas. Las «chemical research» son más explícitas. Sus consumidores suelen ser los denominados «psiconautas», personas con gran experiencia en el consumo de drogas que buscan experiencias nuevas y que analizan todo antes de consumir. El problema en ambos casos: no siempre se vende lo que se oferta y no hay estudios sobre qué daños puedes padecer.A.P.