
«Mas coge nuevamente las riendas del partido», ha explicado el hasta ahora coordinador general de CDC, Josep Rull, que ha decidido dejar sus funciones de mando en la formación para centrarse en su nueva tarea como conseller de Territorio y Sostenibilidad.
En la reunión de hoy del comité ejecutivo nacional de CDC, Rull ha trasladado a sus compañeros de dirección su voluntad de dar «un paso al lado» como coordinador general del partido para dedicarse plenamente a sus funciones como conseller.
El ascenso de Rull como coordinador general de CDC, que permitió llenar el vació provocado por la dimisión de Oriol Pujol como secretario general, se materializó el 25 de julio de 2014, sólo horas antes de que el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol desvelara su herencia oculta en el extranjero.
Rull era hasta hace unos meses uno de los nombres que aparecían en las quinielas para convertirse en el nuevo secretario general del partido, pero su nombramiento como conseller del gobierno de Carles Puigdemont le ha llevado a autodescartarse públicamente.
«Tiene que haber una clara diferencia entre las funciones de mando en el partido y las funciones ejecutivas del gobierno», ha recalcado.
Es Artur Mas, presidente de CDC, quien ha vuelto a asumir las funciones que había delegado en Rull en 2014 y quien tutelará el proceso de refundación del partido que culminará con el congreso de junio.
Hasta la celebración de este congreso, Mas delegará las tareas organizativas del partido en uno de sus hombres de confianza, el coordinador de régimen interno de CDC, Francesc Sánchez, mientras que los dos vicesecretarios generales, Lluís Corominas y Francesc Homs, seguirán manteniendo su peso en la dirección.
Se mantendrán las siglas
Mas, que ha vuelto a presidir la reunión del comité ejecutivo tras la renuncia de Rull, asume un «papel relevante» en un proceso de refundación que, según ha dejado entrever el hasta ahora coordinador general de CDC, no implicará un cambio de siglas.
En vísperas de las elecciones estatales, tanto Mas como Rull dieron a entender que, más que refundar CDC, lo que harían sería crear un partido nuevo. Rull ha explicado que en el seno de la formación «hay un sentimiento muy generalizado y transversal de orgullo por lo que somos y por el nombre» de Convergència.
Según Rull, no hay que «esconder ninguna marca, sino reforzarla, ponerla al día, mejorarla», llevar a cabo una «actualización a fondo de CDC», que representa a su juicio «una historia de éxito».
Los detalles de la refundación deberán incluirse en las ponencias congresuales, en las que según Rull tendrán mucho que decir los cerca de 30.000 militantes de la formación convergente.
Las bases, ha indicado, jugarán un papel «muy intenso» en el proceso de participación interna que se pondrá en marcha en las próximas semanas para preparar el congreso con ánimo de diseñar «un partido nuevo para un nuevo país».
Esta redefinición del partido pasará por «incorporar a gente y sensibilidades nuevas», con el fin de «ensanchar el espacio» que representa ahora CDC.
«El único límite lo marcarán los militantes», ha asegurado Rull, que ha dejado abierta la puerta a que el nombre del nuevo secretario general del partido sea elegido por primera vez mediante el procedimiento de primarias.
Descartado Rull de la carrera para ocupar la secretaría general, son dos los nombres que de momento se postulan para el cargo: Jordi Turull y Germà Gordó.
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