Soledad GALIANA

¿Serán estas las elecciones del cambio en Irlanda?

Las próximas elecciones irlandesas tendrán una breve campaña pero los partidos estaban ya preparados para comenzar la carrera electoral. Los sondeos apuntan a un cambio profundo en el panorama político, con la caída de los partidos de la coalición gobernante, que puede revertir también las políticas de austeridad y recortes.

El primer ministro irlandés, Enda Kenny, junto al presidente, Michael Higgins. (Caroline QUINN/AFP)
El primer ministro irlandés, Enda Kenny, junto al presidente, Michael Higgins. (Caroline QUINN/AFP)

Estas son unas elecciones muy esperadas en Irlanda. Desde octubre del año pasado los partidos políticos irlandeses estaban ya en sus marcas y listos, a la espera del pistoletazo de salida para comenzar la carrera electoral, que en el caso irlandés se marca con la visita del primer ministro a la residencia presidencial para solicitar la disolución del parlamento.

Primero se esperaba que el conservador Enda Kenny decidiera convocar elecciones tras la presentación del presupuesto del 2016, en el cual la austeridad ha sido sustituida por el despilfarro a la caza de votos.

Kenny ha preferido esperar hasta el último momento, y si las anteriores elecciones tuvieron lugar el 25 de febrero de 2011, ha sido el 26 de febrero la fecha elegida en este caso. Cinco años casi exactos.

Fue en la tarde del martes cuando el premier irlandés desveló el fin de su gobierno, en «la decisión más acertada» de este ejecutivo, como destacaba el líder de Sinn Féin Gerry Adams, después de cinco años de estricto castigo a los ciudadanos, con recortes de ayudas, servicios e infraestructuras, creación de tres nuevos impuestos y cargas, y reducción de salarios.

Esta es una elección deseada tanto por los partidos de la oposición como por un amplio sector de la opinión pública. La oposición, porque las encuestas de opinión apuntan a cambios profundos en el escenario político irlandés; los ciudadanos, por el desgaste causado por cinco años de políticas de austeridad dictadas para garantizar la supervivencia de las instituciones financieras a costa de recortes en servicios públicos y subsidios para los ciudadanos.

La fecha del 26 de febrero cual convierte oficialmente a esta campaña electoral en la más breve en la historia de Irlanda, aunque para los candidatos, la campaña se inició a principios de este año.

Los candidatos visitan a sus constituyentes, llamando literalmente a sus puertas para solicitar su voto. Los carteles, que algunos habían levantado con anuncios de encuentros vecinales, ya ocupan los postes de las farolas en las calles de Dublín. En cuestión de horas, la campaña es ya una vorágine.

Y en esta guerra de votos, ya se anuncian perdedores. Los líderes de los dos partidos en la coalición de gobierno, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, y la líder del partido laborista, Joan Burton, han pedido a los votantes que apoyen el regreso de la coalición al poder el próximo 10 de marzo, fecha en la que se constituirá el parlamento irlandés. Sin embargo, las encuestas de opinión auguran la práctica desaparición del partido laborista, que cae del 19,4 % del voto que obtuvo en las elecciones de 2011 a un 8 %, siguiendo la maldición que se cebó en otros partidos minoritarios en este tipo de coaliciones.

Nada, ni el nombre, queda de los Demócratas, Progresistas. Los verdes siguen sin un solo diputado en el parlamento.

La líder laborista va ha hacer campaña con protección policial, temerosa de que sus votantes le increpen por vender cada una de sus promesas electorales en nombre del poder en manos de la derecha. La intención de voto del partido de Kenny también cae seis puntos, a un 30 %.

Estos resultados harían imposible una recreación de la actual coalición de gobierno, y forzaría nuevas alianzas con electos independientes, o incluso a un cambio en la orientación política del gobierno, por mucho que tanto Kenny como Burton afirmen que confían en el apoyo del electorado.

Precisamente el recorte de los servicios públicos y la crisis de la vivienda, la sanidad y la educación constituyen la clave de la campaña de los partidos en la oposición. Los desahucios y la incapacidad para pagar alquileres en alza han incrementado el número de familias sin techo a niveles que tan solo se vivieron en Irlanda durante la época de las hambrunas del siglo XIX.

A ello se suma la crisis en la sanidad, con Irlanda como uno de los países europeos a la cola en la atención en los servicios de emergencia, con listas de espera infinitas y falta de médicos de cabecera.  

Es la esperanza de la izquierda irlandesa que estas elecciones acaben con el bipartidismo, gracias al cual se han alternado en el poder el demócrata-cristiano Fine Gael con el conservador Fianna Fáil desde prácticamente la creación del Estado irlandés. Y eso a pesar del optimismo de Micheál Martin, el líder de Fianna Fáil, partido al que los irlandeses consideran responsable de la crisis económica que estalló en el año 2007, quien segura que su partido será el más votado en el estado del sur de Irlanda.

Las encuestas de opinión apuntan a un nuevo avance de Sinn Féin, que podría duplicar su número de diputados (14), con un crecimiento de 11,1 puntos, del 9,9 a un 21 %. Si se cumplieran estos pronósticos, Sinn Féin pasaría a ser el segundo partido más votado en la República irlandesa.

Sinn Féin ha firmado el manifiesto Derecho al Cambio, que agrupa a fuerzas políticas y sociales contrarias a las políticas de austeridad, una firma que podría sentar las bases para su futuro en el gobierno o como líder de la oposición, a la vez que ha afirmado que solo entraría en el gobierno como socio mayoritario.

«Esperamos que los votantes tomen la decisión correcta y que voten por nuestro partido y los candidatos del Derecho al Cambio para elegir un gobierno progresista» apuntó el líder de Sinn Fein, Gerry Adams, que es también el segundo líder político más apreciado en la República irlandesa.