Diaz, Martxelo

Lo malo, lo peor y perspectivas a futuro

La política, como la vida misma, obliga demasiadas veces a elegir entre lo malo y lo peor. Una disyuntiva endiablada, evidenciada tras el resultado de la consulta de la France Insoumise. Casi dos tercios de los impulsores de la plataforma que participaron en la votación han concluido que no hay nada peor que votar al impulsor de la Ley Macron y de otras iniciativas draconianas en materia de derechos laborales, económicos y sociales.

Es evidente que esta decisión, en la que participaron la mitad de los inscritos en este exitoso movimiento no prejuzga la posición que vayan a adoptar los 7 millones de electores que votaron a Mélenchon en primera vuelta. De la misma manera que no condicionará al 15% de los que le votaron y que, según las encuestas, hará caso omiso tanto de la consulta como del llamamiento de este y volverá a votar a la candidatura del Front National.

Dando por descontado que el 85% restante es un voto de izquierda consecuente, y ante un dilema electoral salomónico en el que, gane quien gane, saben que serán sus primeras víctimas, quizás convendría un nuevo acercamiento e introducir la perspectiva de futuro.

En este sentido, y sin olvidar las voces internas que critican lo que denuncian como relativismo al equiparar a Macron con Le Pen, convendría prever cómo puede influir esta encrucijada de cara a las legislativas de junio, la verdadera tercera vuelta de las presidenciales.

En ese marco, y pese a que seguro que los votos de la derecha católica y ultramontana serán mucho más decisivos para unos resultados del FN que ya se apuntan como históricos, no cabe duda de que la pagana será la izquierda.

Y no digamos si, contra todos los pronósticos y tras un no descartable error garrafal de Macron, resulta que Le Pen gana.

Más allá de los que, contra toda la experiencia histórica (la última la victoria de Trump), insisten en la teología de «cuanto peor mejor», la izquierda estaría ante un desastre total. Como reza el chiste que se oye estos días, «votemos todos en blanco y crucemos los dedos para que el domingo no seamos demasiados».