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QUEBEC

Trump aterriza en la cumbre del G-7 con la propuesta de incluir a Rusia

El día anterior tanto el anfitrión canadiense, Justin Trudeau, como el presidente francés, Emmanuel Macron, incidían en que esta cumbre del G-7 podría concluir con un documento consensuado por solo 6 de los socios, aludiendo a la posibilidad de que EEUU se autoexcluyera de la defensa del multilateralismo y el libre comercio. Ayer, Donald Trump replicó con otro de sus sorprendentes requiebros, al abogar por sumar a Rusia para volver a formar el G-8.

En la Casa Blanca, antes de despegar rumbo a Quebec, el presidente estadounidense comentó que Rusia debería volver a formar parte del G-8, que pasó a ser G-7 tras la expulsión de Moscú después de que estallara la crisis de Crimea en 2014. «Soy la peor pesadilla de Rusia (...) Pero dicho esto, Rusia debería estar en esta reunión», afirmó. «¿Por qué tenemos una reunión sin Rusia? Te guste o no, y puede que no sea políticamente correcto, tenemos que gestionar los asuntos globales», agregó.

Todos los analistas daban por hecho que Trump se iba a encontrar un ambiente tenso a su llegada a La Malbaie, localidad turística al norte de Quebec, debido sobre todo a los aranceles comerciales impuestos a algunos de los socios más estrechos, como la UE, Japón o Canadá.

Pero también habían advertido de que era probable que Trump intentara crear diferencias entre sus contertulios. Y algunas discrepancias se hicieron notar en torno a este asunto que no estaba en la agenda de los mandatarios del G-7 (EEUU, Alemania, Canadá, Gran Bretaña, Estado francés, Italia y Japón).

Así, mientras el presidente del Consejo Europeo (la UE también participa en la cumbre con voz propia), Donald Tusk, fue tajante al rechazar la propuesta de Trump –«Dejemos el G-7 como está ahora», indicó durante una rueda de prensa en La Malbaie–, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se mostró «de acuerdo» con el presidente estadounidense –«Rusia debería volver al G-8. Es por el interés de todos», afirmó en Twitter–.

Tusk también auguró que esta cita del G-7 «será la más difícil en años» y, aparcando el lenguaje diplomático que se presupone a los participantes en este tipo de reuniones acusó a Trump de querer «cambiar el orden internacional».

Poco antes del inicio oficial de la cumbre, Emmanuel Macron, Angela Merkel, Theresa May y el propio Giuseppe Conte acordaron que «la posición europea no contempla el regreso de Rusia», recordando la «vigilancia» que ejerce el G-7 sobre Moscú, aunque evocando al mismo tiempo «la posibilidad de establecer un diálogo», lo que se presentó como una concesión a Roma, según los consejeros del presidente francés consultados por AFP.

 

¿Mediación de Austria?

Muy lejos de Quebec, el Gobierno ruso asumió ayer que en las circunstancias actuales es clave celebrar una cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump, pero no quiso confirmar las informaciones que aseguran que el presidente ruso ha pedido a Austria que medie en este asunto ante la Casa Blanca.

«El contacto al más alto nivel tiene sin duda una relevancia clave para poner en marcha el proceso que podría sacar las relaciones (entre los dos países) de su difícil y problemática situación actual», dijo a Interfax el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Riabkov.

Pero llamó a «ser críticos con algunos aspectos de la publicación de ‘Wall Street Journal’». El diario asegura que Putin aprovechó su visita de principios de semana a Viena para pedir al canciller austríaco, Sebastian Kurz, que organice una cumbre con Trump este verano.

 

China vuelve a engordar su superávit frente a EEUU

Las tensiones comerciales entre EEUU y China no han impedido al gigante asiático ampliar el saldo positivo de su balanza comercial respecto de la primera economía mundial, que en mayo alcanzó los 24.582 millones de dólares (20.955 millones de euros), lo que supone un incremento del 10,7% en comparación con el superávit de 22.192 millones de dólares (18.918 millones de euros) de abril y un 59% más que el dato de marzo, cuando Washington anunció la imposición de nuevos aranceles a las importaciones de productos chinos.

Según los datos de las aduanas chinas consultados por Europa Press, en mayo las exportaciones de China hacia EEUU aumentaron un 11,6% interanual, hasta 39.314 millones de dólares (33.517 millones de euros), acelerando el crecimiento del 9,7% registrado en abril, mientras las compras de productos estadounidenses sumaron 14.732 millones de dólares (12.558 millones de euros), un incremento anual del 11,4%, la mitad del crecimiento observado el mes anterior. GARA