
Los antiguos alumnos de Salesianos de Deustu explican que al dar a conocer las agresiones de que la fueron objeto en su infancia buscaban dar a conocer a la sociedad y a los poderes públicos «la intensidad, dimensión y alcance de estas atrocidades». Por ello, siguen animando a personas que hayan padecido lo mismo a que no duden y acudan a la Policía a denunciarlo.
«Tenemos la certeza de que hay más personas afectadas, compañeros nuestros, a las que, desde el respeto más absoluto en su momento personal, invitamos a denunciar y transmitimos, desde ya, nuestro apoyo», señalan.
Continúan «empeñados en conocer la verdad y toda la verdad como único camino para cerrar definitivamente nuestras heridas». A la Iglesia y a la Congregación Salesiana, además de exigirles «contundencia, honestidad, transparencia y humildad en el reconocimiento de todo el daño causado», le llaman a adoptar medidas para descubrir y perseguir a los abusadores «y a los encubridores que consintieron que los abusos se perpetuasen en el tiempo».
«Es insultante que la justicia canónica y las instituciones jurídicas, empezando por el Secreto Pontificio, constituyan la base sobre la que se sostiene el aparato encubridor», denuncian. De ahí que insten a que se articulen en el seno de la Iglesia católica las reformas que permitan «no solo condenar a los abusadores, sino también a los encubridores. Quien encubre el delito permite que este se perpetúe y repita en el tiempo, multiplicando el número de víctimas», advierten.
Asimismo, llaman a los políticos a que introduzcan esta cuestión de los abusos sexuales a la infancia en su agenda, promoviendo cambios legislativos para que estos delitos no prescriban. Además, le demanda que los sistemas públicos atiendan a las víctimas en sus tratamientos para superar su calvario personal.
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