
Menor gravedad de la que se preveía, si bien le mantendrá apartado de los terrenos de juego durante unas cuantas semanas. Esa es la consecuencia de la lesión que sufre el portero de Osasuna Rubén Martínez, después de las pruebas médicas a las que ha sido sometido hoy por la tarde.
En concreto, según ha explicado el club rojillo, el cancerbero gallego sufre «un esguince de grado II en el ligamento lateral interno con edematización del mismo, compatible con una lesión parcial del ligamento lateral interno», lo que le impedirá jugar en lo que resta de 2019.
La buena noticia es que se ha descartado una lesión en el ligamento cruzado, posibilidad que planeaba en el aire después de ver cómo se torsionaba la articulación tras el impacto sufrido con Ángel y el hecho de que posteriormente en el vestuario la rodilla carecía de la estabilidad necesaria.
Hasta el encuentro disputado ayer en el Coliseum Alfonso Pérez, Rubén Martínez era un fijo en el esquema de Jagoba Arrasate, tanto en Segunda como en Primera, y ahora la responsabilidad bajo palos recaerá sobre Sergio Herrera, quien ya demostró ante el Getafe que se puede confiar en él.
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