Maite Ubiria

La delegación vasca volverá a París para remarcar la urgencia de acabar con las medidas de excepción

El diálogo bloqueado desde finales del año pasado se ha desbloqueado. La delegación vasca, seriamente preoupada por la inacción de París durante la crisis del covid-19, mantendrá una reunión, en cuestión de días, con el Ministerio de Justicia. «Vamos a empujar para hacer avanzar las causas pendientes, y para decir que debe acabar ya la política de excepción de que se aplica, diez años después del fin de la acción armada de ETA a los presos vascos»

Comparecencia de la delegación vasca en la sede de la Mancomunidad, hoy en Baiona. (Guillaume FAUVEAU)
Comparecencia de la delegación vasca en la sede de la Mancomunidad, hoy en Baiona. (Guillaume FAUVEAU)

2020 es el año de referencia, el que debe marcar un antes y un después, o en todo caso «aclarar cuál es la hoja de ruta». Así lo ha puesto de manifiesto la delegación vasca que, en una comparecencia en la sede de la Mancomunidad, en Baiona, ha dado a conocer que en unos días se reunirán con el Ministerio francés de Justicia.

Hace seis meses, exactamente desde noviembre de 2019, que no se ha engrasado esa línea de diálogo. Y ello pesa, «porque los dosieres urgentes y las situaciones límite se acumulan», han remarcado Anaiz Funosas y Mixel Berhokoirigoin.

No quiere decir que durante ese tiempo no se haya trabajado, pero la comparecencia de hoy, bajo estricto protocolo de seguridad sanitaria, y en presencia de electos de prácticamente todo el arco político, desde la derecha de Les Républicains hasta EH Bai, pasando por el Partido Socialista, los Verdes o diversas formaciones centristas ligadas a la mayoría macronista, ha servido para escenificar que «es hora de desconfinar la cuestión de los presos».

La situación de los seis presos para los que se pidió específicicamente la excarcelación al  amparo de las medidas adoptadas por el Ministerio de Justicia para aligerar la población carcelaria ha estado muy presente. Alusión al caso lacerante de Ibon Fernandez de Iradi, y también a los de Jon Gurutze Maiza, los de los tres presos más veteranos - Jakes Esnal, Ion Kepa Parot y Xistor Haranburu- y a la situación de Josu Urrutikoetxea.

Berhokoirigoin ha alertado del riesgo de que «nos encontremos ante situaciones sin retorno» o a «gestos de desesperación», y ha citado a Patxi Ruiz, preso en huelga de hambre.

Trayendo la situación de nuevo al Estado francés Max Brisson ha lanzado la pregunta: «¿Qué pasará si un preso muere en prisión?», para emplazar a París a dar una respuesta también humanitaria a la situación de los detenidos vascos.

En este sentido, los miembros de la delegación vasca han exigido que «el mismo régimen que se aplica a los otros presos se aplique a los presos vascos», tal como ha resumido el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray.

El alcalde de Baiona en funciones ha hecho hincapié en «la decisión muy positiva del juez en el caso de Jakes Esnal» pero Etchegaray se ha quejado, como ya hiciera nada más saberse del recurso, la actitud de la Fiscalía, que el pasado 12 de mayo volvió a bloquear la puesta en libertad del prisionero lohizundarra, de 69 años de edad.

Con todo ha remarco, desde la perspectiva jurídica, la solidez de los argumentos del juez del Tribunal de Aplicación de Penas.

25 de junio, audiencia para Esnal

El 25 de junio se verá en apelación esa segunda demanda de condicional formulada por la defensa de Esnal, cuya puesta en libertad –al igual que la de los otros tres presos que han cumplido 30 años en prisión– ha pedido hoy explícitamente otro electo presente en la comparecencia, el diputado macronista Vincent Bru, que ha recordado que ha visitado en varias ocasiones en prisión a quienes fueran condenados a cadena perpetua en 1990 como integrantes del «comando Argala» de ETA.

La senadora socialista Frédérique Espagnac ha lamentado que «no se hayan dado pasos» incluso en la situación excepcional de la crisis sanitaria, que ha llevado a excarcelar a más de 12.000 presos en el Estado francés.

Ha revelado «un contacto que ni Max Brisson ni yo hemos publicitado», concretamente con un peso fuerte de Interior, Laurent Nuñez. Ello para remarcar que «seguimos trabajando».

También se ha referido a algunos cambios que ya se atisban en el Estado español, y ha mostrado su coincidencia con el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero o Jesús Eguiguren, a la hora de pedir que se actúe de acuerdo al contexto creado por el fin, hace casi una década, de la acción armada de ETA. 

Espagnac ha hecho incluso una alusión al papel jugado para avanzar hacia la paz por Josu Urrutikoetxea, a quien durante la pandemia se le hgan rechazado dos demandas de puesta en libertad, pese a tener 70 años y un estado de salud delicado.

El propio Max Brisson ha clamado por una «respuesta humanitaria» y ha alertado de los riesgos que están sobre la mesa, con alusión a la edad, a la falta de perspectivas o a la enfermedad que se dan en el colectivo de presos, situaciones que «me hacen sentir un gran enfado, aunque mi determinación esté intacta para seguir con el trabajo que lleva esta delegación».

Aclarar las intenciones

La diplomacia de la paz vasca se despliega de nuevo mirando a París, pero con la idea de «sacar conclusiones en lo inmediato, y con la idea clara de pasar a una ofensiva por los presos».

No ha habido concreciones, pero durante la comparacencia de la delegación se ha dado a entender que, tras el confinamiento se reactivará previsiblemente el canal de la movilización.

Cabe recordar que el pasado 8 de abril debía haberse celebrado una jornada de movilización que debió ser suspendida debido a la pandemia.